miércoles, 19 de diciembre de 2007

La cena

Discurrían tiempos difíciles para aquel muchacho enamorado de sí mismo. Todos los espejos de la tierra se habían roto y no podía verse reflejado. Qué guapo eres, qué mono estás, qué lindos ojos, le decía la gente al cruzarse con él. Corría y corría hacia el río Manzanares para, como Narciso, poderse ver reflejado en sus aguas. Las piernas no se movían todo lo rápido que quería. Eran pesadas, lentas, frágiles. Despertó y cayó en la cuenta de que todo había sido una pesadilla.

Era el día 24 de diciembre. Nochebuena. La noche no se presentaba especialmente estimulante. Le sobrevino una arcada inconformista al visualizar los 5 kilos de langostinos a los que debería enfrentarse horas más tarde en compañía de los suyos, amén del cordero, ensalada, merluza, embutido, vino blanco, tinto, rosado, sidra, natillas, flan, pan, polvorones, etc, a los que también debería atacar. Vomitó la insidiosa bilis que se vomita en ayunas.

Se repuso y tomó el café de rigor; más por costumbre que por apetencia. Sintió cierta opresión en el pecho y ligeros vértigos. Cogió el móvil y llamó a su madre con el pleno convencimiento de decirle que, este año sí, no contaran con él para la cena de todos los años. mientra escuchaba los tonos iba rumiando interiormente las palabras exactas que le diría a su madre: "verás mamá es que nosotros, los jóvenes, somos diferentes. No es que no os queramos ni nada de eso, simplemente es que no entendemos el sentido de sentarnos a la mesa con gente a la que no vemos habitualmente, con la que no tenemos nada en común. Yo me aburro y sufro. Para colmo de males siempre sobran kilos y kilos de comida, y no están las cosas en casa como para gastar de ese modo. Yo prefiero que papá y tú os vayáis de viaje u os regaléis lo que queráis. Además..."

-Sí?
-...
-Sí?
- mamá?
- Dime hijo. Qué pasa?
- No...nada...que a qué hora es la cena
- A las diez, hijo, a las diez. Te lo hedicho ya tres veces. Que estás atontao.
- Vale, pues a las diez estoy allí. Esto....
- Qué?
- Quien va a ir al final?
-Otra vez??? Chico, estás idiota o qué? te lo he dicho ya cuarenta veces, así que no me hagas repetírtelo. Hijo, que tengo mucho trabajo...
- Vale, vale, no te pongas así. A las diez.
- un beso, corazón.
- Un beso mamá-

¿Qué soy?¿un cobarde o un buen hijo? Se maldecía porque un nudo en la garganta no le había permitido hablar. Tomó otro café Paso toda la mañana intentando distraerse entre lecturas varias y música navideña. No comió. Pensó que sería mejor así, pues "haría más hueco en el estómago". hacia las 17:00 de la tarde la ciudad comenzó a morir. Podía oír como los cierres metálicos de los diferentes establecimientos de su calle, caían con una pauta uniforme aunque no pudiera precisarla.

Subían hasta su casa algunos gritos un tanto ebrios de los parroquianos de los bares de su barrio. Habían decidido celebrar la nochebuena los primeros y, probablemente, aquello les pasaría factura con la parienta al llegar a casa. Pobres almas vacías -pensó aquel sin reflexionar en el hecho de que aquella misma mañana había vomitado nada, que es lo mismo que vomitar angustia-.

Encendió la play station y se marcó un par de partidas. Se dijo a sí mismo que jugar a la play el día de nochebuena era casi más triste que llegar borracho a cenar. ¿por qué diablos habré leído tantos libros de filosofía? -se decía-. Agarró el teléfono y llamó a su psicoanalista. Perdóname -le dijo- pero me ocurre esto. ¿que significa este sueño?; Adolfo, su psicoanalista le dijo que su visión narcisista era un reflejo de su propio egoísmo, de su no querer enfrentarse a la cena de navidad que tanto conflicto le generaba. Los espejos del mundo entero estaban rotos porque, de uno u otro modo, él sabía que debería ir a la cena, enfrentarse a su miedo. Sus vecinos le decían que era muy guapo, y esto no era otra cosa que el inconsciente diciéndole que no se preocupara, que, como había ocurrido en otras ocasiones, al final no sería tan grave como él lo imaginaba. ¿Pero por qué no podía correr hacia el río para mirarme? -insitió-. Porque no ibas a poder ni querer escapar de la situación. Además, el Manzanares está seco, por lo que no habrías podido mirarte jamás, que es lo mismo que decir que no hubieras resuelto la angustia.

- Pues muchas gracias y Feliz Navidad.
_ Pues de nada y Feliz navidad a tí también. Ah, y son 75€.
_ Cabrón -NO dijo él.

Más tranquilo y relajado, comprendió o recordó que en años anteriores también había adelantado esta serie de imágenes funestas que, a la hora de la verdad, luego no se habían cumplido y todo había ido mejor de lo esperado.


Aquel año fue a cenar la hija del nuevo novio de su tía. Por un criterio de edad los habían sentado juntos. Todo fluyó entre ellos desde la primera mirada, desde el primer hola.

A las 0:00h. se fueron juntos a "la misa del gallo".




DEDICADO A TODOS AQUELLOS BLOGGERS A LOS QUE NOS ANGUSTIAN Y/O INCOMODAN ESTE TIPO DE SITUACIONES.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me aburro y me angustio, es la frase más concisa y certera para describir la NOCHEBUENA, pero lo que más odio es lo de las uvitas, los programas de refritos y las niñas por la calle con palabra de honor bajo el abrigo, las extensiones y el rimmel corrido.NO HAY NADA MÁS DEPRIMENTE QUE EL SILENCIO DEL DIA 1.
uma y FELIZ NAVIDAD

Anónimo dijo...

Tuestes existencialistas... A quién no le guste la Navidad que se dedique a chupar el relleno de unos macarrones, que seguro tienen más sustancia que los gambones de medio kilo que me voy a meter yo entre pecho y espalda... Amén.

Esther dijo...

GRACIAS

Rubén Moreno Castellanos dijo...

Panderetero: esto es un relato, no un tueste existencial. Una manera de decir que lo que se nos avecina es un coñazo.