martes, 30 de octubre de 2007

Mi amigo Jaime

Jaime es mi mejor amigo de la adolescencia. Con él he disfrutado y me he reído como nunca. Yo, según la gente, soy un tipo muy gracioso. Hablo, cuento algo, lo que sea, y la gente se descojona. Sin embargo, no soy un tipo muy dado a la risa. Como mucho esbozo sonrisas, pero poco más. ¿una carcajada? no sé, quizás una vez al año y un tanto forzada.

Pero con Jaime era distinto: siempre estaba riéndome. Jaime provocaba en mí el mismo efecto que, parece ser, yo provoco en los demás. Me encantaba estar con él y la gente decía que éramos uno. Qué razón !!!!

Jaime era un tipo peculiar. Cuando empezamos la universidad yo tenía turno de tarde. Él odiaba su carrera, por lo que a las 8:00 de la mañana se presentaba en mi casa (llegué a pensar que mi madre un día lo mataba). Desayunábamos y nos descojonábamos hablando de cosas inútiles; quizás por eso me hace gracia lo de la hora chanante, porque en esencia hacen lo mismo que hacíamos Jaime y yo.

En cierta ocasión entramos a un Mc Donalds a comprarnos unos conos de helado que vendían por 50 pesetas. Como pedir "un cono de helado de 50 pesetas de esos", nos parecía muy largo, decidimos pedir "2 churrupuntrinquis de 50 pesetas de esos". AL encargado le hizo tanta gracia que nos acabó invitando. Poco después descubrimos que habían sacado unos helados llamados McFlurrys. Moriremos con el pleno convencimiento de que el encargado que nos atendió distorsionó el nombre que le dijimos y propuso llamar a estos helados McFlurrys. De ahí a la cúpula de Mc Donalds. Menudo cabrón.

Con Jaime he pasado mil y una aventuras: Fuimos al precio justo y ganamos un coche. Hicimos Kárate juntos y casi me capa de una patada en las pelotas (la única vez que me han dejado KO después de 17 años haciendo Kárate). Hemos sido monitores de campamentos de integración (con las consiguientes historietas). Y un largo etc que sería prácticamente imposible desarrollar.

Yo hice psicología y adopté el estilo de vida que prima en esa carrera, mientras que Jaime optó por empresariales con Marketing (algo muy raro en una privada), e hizo lo propio. Las dinámicas de nuestras vidas hicieron que, poco a poco, nos fuéramos separando. Sin embargo, siempre, siempre, siempre, hemos respetado nuestros estilos de vida y nunca hemos dejado de estar en comunicación o de vernos en las situaciones importantes.

Jaime entró a trabajar en el corte inglés como técnico de seguros (siempre con traje). Se casó con su novia de toda la vida (11 años ya!), se compró su coche y vive felizmente con su mujer. Yo sigo soltero, aunque vivo con lamari (vamos, que no he firmado nunca nada, porque en esencia, lamari es mi mujer). Tengo un ford escort de 14 años que me regaló mi padre, y estoy en el paro haciendo esto y lo otro para buscarme un poco la vidilla. Como veis, nada en común. Sin embargo, yo quiero mucho a ese tipo.


Cuando nos reíamos de todo, pedíamos churrupuntrinquis, iniciamos el movimiento guachiguachiguachi en los bares de Moncloa (otro de nuestros convencimientos), o íbamos al fnac a comprarnos los cd´s de los grupos más extraños para sentirnos modernos, no pensábamos que el tiempo transcurriría tan deprisa. Sin embargo, hoy 30/10/2007, si no ha ocurrido nada extraño, Jaime ya habrá sido padre. Felicidades, amigo!!!! Y felicidades, Luz. Iré cuanto antes a darte un besazo al hospital.

Pero por encima de todo, muchas Felicidades a tí también, Carmen, porque tienes un padre absolutamente genial.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Discúlpeme, lo siento, por favor...

A raíz de mi anterior post sobre los Soprano, he descubierto que una de las razones por la que me gusta tanto, es porque su acusado sentido de la educación coincide conmigo.

Tengo 28 años. Soy joven. Pero esto no me impide ser educado. Me gusta que la gente sea educada, que esté en su sitio, que sepan cómo han de comportarse en cada momento y lugar, a pesar de su edad -tanto por jovenzuelo como por viejuno-.

Cosas que no soporto de los viejunos:

a) Que se cuelen en el transporte público y acusen a los jóvenes de hacerlo. Recuerdo que en cierta ocasión, estando en Gran Vía a punto de subir al autobús, una mujer mayor y gorda comenzó a colarse caminando por el bordillo de la acera mientras hacía como que corría. Tropezó y se cayó resbalando Gran vía abajo. No la ayude a levantarse y una oleada de satisfacción recorrió mi cuerpo.

b) Que se te queden mirando fijamente en el transporte público, demandándote que les cedas tu sitio. Yo si les veo que lo necesitan, soy el primero en levantarme, pero siempre está esa edad indefinida en la que no sabes si se ofenderá o te lo agradecerá. En ocasiones, me limito a levantarme sin ofrecerle el asiento, y que sea lo que Dios quiera. Lo que tengo claro es que cuando alguien me mira y farfulla: "ay que ver estos jóvenes...en mis tiempos éramos mucho más educados...", por mis cojones que no me levanto. Recuerdo que en cierta ocasión, una mujer farfullante se cansó de farfullar y me dijo: "oye bonito, los asientos están para la gente impedida", a lo que yo contesté: "pues me parece muy bien, cuando entre alguien impedido me levantaré y se lo cederé, pero usted corría que se las pelaba para coger el autobús, luego muy impedida no estará". Casi revienta cual olla a presión.

c ) Que crucen por donde les viene en gana. Una vez leí que el 90 % - EL 90% - de los accidentes urbanos de Madrid, estaban causados por la gente mayor que cruza por sitios indebidos. Lo mejor es que si les pitas, encima se te ponen chulitos.


Cosas que no soporto de los Jovenzuelos:

a) Que la gente se refiera a su padre y madre como viejo o vieja respectivamente (excluyo a aquellos que culturalmente los hayan llamado así siempre. Véase los argentinos). Tu padre es tu padre y tu madre es tu madre. ¿qué coño es eso de viejo o vieja? ¿acaso ellos se refieren a ti como "mi niñato o mi niñata"?

b) Que interactúes con alguno que lleva gafas de sol y no se las levante para hablar contigo. NO PUEDO SOPORTAR ESO!!!!!!!!!!! Si hace mucho sol y no puedes aguantar sin las gafas, basta con un "discúlpame, pero me molesta mucho el sol" o, en su defecto, colócate de tal modo que el sol no te de en los ojos.

c) Que los hombres no dejen salir primero a las chicas o no les sujeten la puerta. Hay detalles que no cuestan tanto, no hacen daño a nadie y te dan una cierta elegancia. Alguna trasnochada se ofenderá y hablará de igualdad y patatín, patatán, pero por término general suele ser un gesto que ellas agradecen.

d) Que cuando te presentan a alguien, te choque la mano rollo macarra. Tú no me conoces de nada, luego me das la mano como un caballero y de ahí en adelante, ya veremos cómo acabamos saludándonos.

e) Que vaya a tomarme un café a un local en el que haya camareros jóvenes y se tomen ciertas licencias como tardar 10 minutos o saludarme con un ¿qué pasa?; NO, NO y NO. Lo siento mucho panoli, pero yo soy tu cliente. Me parece muy bien que me veas joven y/o moderno, pero soy tu cliente y me debes un respeto (evidentemente éste es mutuo). Así que me das los buenos días, te muestras eficiente y no te tomes libertades que, a lo mejor, a mí no me gustan. Hace poco lamari y yo hemos dejado de ir a un bar de modernos, agradable y recogido, porque era una tortura conseguir que te atendieran en un tiempo prudencial. Y no es que el bar estuviera precisamente a reventar.

f) de igual modo, no soporto lo de ir a un establecimiento de ropa y que te llamen Corazón, cariño, rey, o nene. Pero bueno, QUE SOY TU CLIENTE!!!!!!!!!!!!!!!!

* Llegado a este punto, me gustaría aclarar que he sido camarero en un restaurante de lujo y he trabajado en comercio durante 6 años. La relación con tu CLIENTE te la va pautando la propia dinámica de la interacción personal. Nunca, nunca, nunca, me he tomado libertades con un cliente, a menos que la situación te fuera dictando que fuera lícito.

g) Me molesta también que los jóvenes hayan acotado la riqueza del idioma español, y cuando han de hablar con una figura de, pongamos, "mayor escalafón social", no sepan balbucir más que movida, tronco, pibe, ya te digo, y el consabido ¿sí o qué? A lo que yo siempre respondo "SÍ" o, según me dé "QUÉ". Huelga decir que se quedan con cara de imbéciles porque no entienden el juego de palabras.

h) Por último, lo que más me irrita de esta nuestra juventud es lo de las gorras, gorros, sombreros, etc. Hay una vieja norma de educación que dice que está prohibido llevar "tocado bajo techado" excepto para las mujeres. Desde los 14 años me rapo la cabeza al cero. Utilizo gorras y gorros por razones obvias, a saber: en verano me quemaría la cabeza y en invierno moriría congelado -no en vano el 90 % del calor corporal se pierde por la cabeza. Tengo una colección, digamos, importante, de elementos para cubrirme el cráneo, pero siempre que he entrado a algún sitio me he descubierto. Primero es que llevar un gorro de lana en un centro comercial, por ejemplo, no tiene mucho sentido; segundo porque, como ya dije antes, es de mala educación llevar tocado bajo techado. Sin embargo, lo que más me irrita de todo este asunto, es cuando veo comer a los modernos con la gorra puesta, y es aquí donde Tony Soprano da una lección magistral en su serie, obligando a un moderno a quitarse la gorra en un restaurante. De hecho, mi amado Javier Marías, recogió esta escena en un artículo suyo de El Pais Semanal, y explicaba esta sencilla norma de educación que os acabo de contar.

Releyendo el post, parece que lo hubiera escrito un facha recalcitrante, que bordea, si no lo traspasa, lo políticamente correcto. Sin embargo, me da igual. Yo soy joven, pero no creo que serlo implique el olvidarse de unas normas básicas que harían el mundo un poco más digno, un poco más amable.

lunes, 15 de octubre de 2007

Porque Dios los cría y ellos se juntan...

Porque il mio amore es una freaky de las teleseries, ahora me he enganchado a una de ellas.

Todo comenzó cuando ella se fue de viaje de negocios a Barcelona. Era viernes por la noche y estaba solo en la casa que recientemente hemos estrenado. El móvil sonó en un par de ocasiones ofreciéndome diversos planes que rehuí con alguna burda excusa que no recuerdo. Finalmente, en un intento desesperado por amodorrarme en los brazos de lamari en el sofá, a pesar de su no presencia, me encaminé hacia a aquel estuche que tantas veces ella me había dicho que le encantaba, en el que podía leerse: Los Soprano. Primera temporada.

Reconozco que yo soy un poco de caca, culo, pedo, pis. Lo que quiero decir es que yo de cinéfilo poco. Igual me encanta una película de las denominada de autor, que soy el tipo más feliz del mundo con la típica comedieta americana de sobremesa del sábado. Honestamente diré, que entro mucho más fácil en este último apartado que en el primero. Igualmente, soy capaz de detestar a uno o a otro. Quizás sea esta la razón por la que el primer capítulo me resultó algo duro de digerir: Un mafioso de New Jersey, que no pega tiros y va al psiquiatra porque tiene ansiedad. En principio no me parecía un argumento muy estimulante. "Todo sea por estar con la esencia de lamari" -me decía-, y me enchufé el segundo capítulo sin anestesia. Quedé maravillado. Supongo que al ser psicólogo, y ver lo bien llevado que está ese tema, lo fidedigno que resulta, despertó en mí la vena freak.

Cuando llegó lamari le dije algo así como: "joder, he estado viendo dos capítulos de los Soprano y mola bastante". Ay, que bien -contestó ella-, pues ahora nos vamos a sentar a verlos todos. Yo callé y asentí, pero tenía clarísimo que esas tontunas de sentarme una tarde a ver mil capítulos de una misma serie no iba conmigo. Si quieres que me chupe del tirón las mejores diez carreras de Alonso, vale!, pero capítulos de una serie de minorías, ni hablar del peluquín. MANOLISMO POWER!!!!!!

El caso es que donde manda patrón, no manda marinero, y lamari venía avisando toda la semana pasada: "no puedo más, cariño. Estoy cansadísima. El puente este no voy a hacer ni el huevo. Me voy a quedar sentada en el sofá y que me las den todas en el mismo lado". Yo pensaba invitarla al concierto que daba el jueves mi grupo favorito -the Gift- ( obviando la flor y nata del hip hop nacional. Nada que ver, lo sé. ), muy a su pesar, porque como estoy enamorado de su cantante, ella lo sobrelleva como puede. El caso es que tan cansada la veía, que no compré entradas y me guardé muy mucho de decírselo (se enterará al leer este post), ya que ella ni se ha acordado.

La emboscada estaba hecha. Entre el viernes y el sábado, nos tragamos los 13 capítulos de la primera temporada. El domingo por la mañana, tras haber tenido pesadillas con Tony Soprano, me levanté alterado: Vamos al fnac, vamos al fnac, a por la segunda temporada. Vamos, vamos, vamos,...

Llegamos al fnac y buscamos infructuosamente. Yo estaba como con el mono: alterado con sudores fríos, tartamudeaba. Me acerqué a un dependiente.
-perdona, perdona, perdona. La segundas te...,te...,teeeemporada de los soprano???
- agotada!
- AAAAAAAgotada???? Cómo que aaaaaaaaaaaagotada???
- Agotada! Hasta dentro de dos semanas mínimo, no viene.
-Jooooooooooooder!!!!

Casi rompo a llorar. Lamari me tranquilizaba y con su dulzura habitual me decía que fuéramos a el corte inglés. Yo había entrado en barrena. No era capaz de serenarme:"sí, al corte inglés. Una mierda pa tí y pa todos. Si no la tienen en el fnac, cómo cojones va a estar en el corte inglés?? joder, joder, joder, qué mierda puta!!!"

Llegamos al corte inglés. Yo subía a trompicones las escaleras mecánicas. Había una vitrina con series. Los Soprano. Primera temporada. Sólo veía eso. "Joooooooooooooder". Lamari dijo: "mira, la segunda!!!" Y yo: "dónde, dónde, dónde, dónde pone segunda? No lo veo. No me mientas, Dónde, dónde, dónde???". Verídico: mi grado de excitación era tal, que tenía delante de mí un estuche de la segunda temporada, y no era capaz de verlo.

La compramos. Corriendo a casa. Hicimos la comida y mientras comíamos pusimos el primer capitulo. Terminó. me fui a jugar al risk con unos amigos (cosas del manolismo power), pero en cuanto acabé volví corriendo a casa. Picoteé algo y hasta las dos y media de la mañana en compañía de la familia Soprano.

Lamari y yo, cada vez que empieza un nuevo capítulo nos levantamos del sofá exultantes de felicidad y bailamos como idiotas al son de la melodía de cabecera: I wake up this morning, aguachi, guachi wá, eeo, eeo. I wake up this morning mmmmmmmmmmmm in your eyes... (por suerte lamari se ha impreso hoy la letra y esta noche la podremos cantar en condiciones).

En fin, que amo a Tony Soprano ( a pesar de tener pesadillas con él), a su familia y su gente. Adoro sus modales (muy manolismo power también) y sobre todo, por encima de cualquier cosa, adoro la estética mafiosa. En especial el look camiseta interior de tirantes con chándal de tactel, remangado y abierto hasta el ombligo para dejar entrever las cadenazas de oro.

Cariño: A qué hora llegarás a casa???