martes, 18 de noviembre de 2008

Va por barrios...

Hoy me acabo de enterar de que mi vecina de enfrente tiene un juicio por pegar al anterior portero, y de que mi vecino del primero tiene otro, por la vía de lo penal, por hacer una fogata en la escalera del edificio (que es de madera), por fumar y vender heroína en el portal los sábados por la noche (vivimos en Huertas, uno de los barrios de marcha "guiri-casposa" de Madrid, de lo que podemos deducir que el vecino es yonki, pero avispao pa los negocios), y atracar a una chica hace dos meses en nuestro -su- propio portal, que además tiene cámaras (de lo que podemos deducir que el vecino es yonki, pero avispao pa los negocios, aunque en el fondo es gilipollas).

La de enfrente vive con su madre, su padre, su querido, su hija, y su hijo. Creemos que es puta aunque no tenemos la certeza. En alguna ocasión ya hemos posteado algo sobre el vecindario -sin ir más lejos, creo que Lamari posteo hace poco sobre una discusión de esta señora con su madre y su hija-, pero lo cierto es que yo no dejo de asombrarme cuando fríamente pienso al lado de quien vivo.

La madre de la vecina: Debe ser una mujer de 158 años. Nada más mudarnos -hace ya un año y medio- oíamos regularmente un "ay, ay, ay, ay, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy" jadeante, y pensábamos: "joder, aquí al lado no paran de follar". Luego empezamos a discriminar, y descubrimos que era una voz de anciana. Ya nos empezaba a parecer raro que follara diez veces al día. Luego descubrimos, que después de los jadeos de vieja, sonaba el tirar de una cadena (cisterna). Más adelante, tuvimos la certeza de que su cuarto de baño estaba pared con pared con el nuestro, y entonces nos dimos cuenta de la pauta: Cada "x" horas, la vieja iba al baño, hacía esos ruidos, y luego tiraba de la cadena. Nuestra conclusión es que, o bien tiene la cadera chunga, o bien unas almorranas de caballo.
Cada dos meses hay otra pauta: el samur viene a buscarla, y la mujer monta unos shows de órdago hasta que consiguen bajarla del tercero a la calle. Todos los vecinos estamos asomados al balcón, y no aplaudimos no sé muy bien por qué, porque los chicos se lo merecen.

El padre de la vecina: No sabemos nada de él. Sólo que existe.

El querido de la vecina: Es portugués. Mide 1,50. Está calvo, pero tiene el pelo largo (a lo Segura), y siempre va con sus botas de cowboy, paseando a un ritmo lento por el barrio. Este es un hombre que viene el invierno pasado a las 5 de la mañana un día entre semana, y cuando nuestra vecina le pregunta, iracunda, que de dónde viene, él responde, impasible, que de jugar al baloncesto. Ella acepta de buen grado esta absurda contestación, y le perdona. Le perdonó hasta el día en que Lamari y yo llegamos a casa y, como si de pulgarcito nos tratáramos, seguimos el rastro que había desde el portal hasta la puerta de enfrente (donde vive la vecina), sólo que, en lugar de ser el rastro de miguitas de pan, en esta ocasión eran gotitas de sangre.
Podíamos haber pensado que alguien se había hecho una herida, pero cuando a las 2:30 de la mañana oyes a la vecina a grito pelao y llorando por el balcón: "pero sube y llévame al hospital, que me has dicho que ya que me habías pegado, me ibas a llevar al hospital. Vuelve!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! no te vayas!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ", empiezas a preguntarte si debes llamar a la policía, o aquello no es asunto tuyo.

La hija de la vecina: Es una adolescente rubia de pelo lacio que viste botroncos de hebilla y siempre de negro. Si te cruzas con ella en la escalera, te saluda tímidamente, sin mirarte a los ojos, y su descender o ascender peldaños da una sensación de agradable fluidez. Sin embargo, desde casa, la oímos berrear cual cerdo en la matanza, con su palabra favorita en la boca, a saber: puta. Puta, esta tétrica damisela de las escaleras, es un vocablo que utiliza a todas horas con su madre, en cualquier tipo de discusión. Puta, en esta familia, es una expresión comodín y siempre de ida y vuelta: yo puta? Tú puta. Yo puta? no, tú puta. Puta, en este entorno, igual tiene una nueva acepción que desconozco; igual es hola, igual es buenos días, igual es cómo estás, o igual simplemente es te quiero, en cuyo caso, quizás me esté colando, y resulta que esta familia, lejos de ser disfuncional, es un modelo a seguir por todos...puta, puta, puta, puta, puta... y es que el otro día estuve en un cursillo de un nuevo tipo de terapia, en la que lo que importa es el marco contextual del paciente. Quizás sea eso. Seguro. En el contexto de esa casa, puta es algo guay.

El hijo de la vecina: Al igual que ocurre con el padre de la vecina, del hijo tampoco sabemos nada. Sin embargo, así como sabemos que el padre existe, yo no tengo tan claro que el hijo sí que lo haga. Lamari -debe ser cosa de los guionistas- ya se ha montado la historia de que es hasta camello, porque ve a muchachuelos bakalutis subir y bajar. Yo, por mi lado, es que nunca lo he visto ni oído, por lo que dudo de que exista, pero lamari dice que sí, y mi padre dice que también, y como mi padre es el portero...pues habrá que creérselo.

Y estos son nuestros vecinos del 3º derecha.

El yonki del 1º derecha es harina de otro costal. Aparte del encabezamiento de este post, sobre este tipejo os podría contar 1001 batallas como la del día que el edificio se quedó sin agua durante dos horas y empezó a gritar por el patio "aguaaaaaaaaaaa, quiero aguaaaaaaaaaaaaaaa. Aguaaaaaaaaaaaaaaaaaa, quiero aguaaaaaaaaaa", hasta que la del 2º derecha salió a la ventana del patio y dijo. -Pero se puede saber qué coño te pasa, Esteban?
- Quiero aguaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
- Pero que no ves que no hay agua en todo el edificio?
- Ah, pué entonces ná. Que egg que yo creía que sólo estaba yo sin agua.
También os puedo contar la del día que a las 5:00 de la mañana tenía el televisor a todo trapo y el vecino del 2º izquierda se asomó desesperado al patio y le espetó:
- Esteban, me cagüen tu puta madre!!!!! baja la tele de un puta vez.
Y al bueno de Esteban sólo se le ocurrió decir:
- Con mi madre no te metas.
- No, si tu madre es una santa, pero tú eres un cabrón.
- Ah, bueno, creía.
Y bajó el volumen del televisor.

Y ¿por qué os cuento todo esto? Pues porque hoy al entrar al portal, hasta el 2º derecha, hay un plástico que cubre toda la escalera porque han empezado a hacer unas obras en dicho piso. Todo el edifico pertenece a una compañía de seguros super potente, que tiene muchas fincas diferentes en Madrid, Valencia y Lisboa, todas en régimen de alquiler, aunque en realidad no viven de esto, sino de los seguros. El dueño de todo, sólo diré que es un tipo bastante importante, al que tengo el placer o displacer -no sabría catalogarlo- de conocer personalmente. El caso es que nos han ofrecido declarar en el juicio, y yo he dicho que paso. La del 2º izquierda, que debe haberse visto los soprano y ha aprendido el arte de la extorsión y el chantajismo, ha dicho que sí, a cambio de que le hicieran ciertas reformas. Yo, flipo!!! Claro que, no sé de que me extraño, pues esta mujer, que habla por los codos, a destiempo, y fuera de lugar, es una señora que un día me dijo que si yo era el que trabajaba en lo mismo que su nieto. Yo respondí que no sabía, que si su nieto era psicólogo entonces sí, y ella dijo"ah, pues entonces no, porque mi nieto es de esos que cuida subnormales ¿tú te crees que eso es un trabajo?".

Así que, respondiendo a Pinkocha en su comentario de mi último post, yo creo que es mejor tener un vecino psicólogo hiphopero, que semejante jauría de mandriles.
Amén.

viernes, 14 de noviembre de 2008

con el gustillo...

Superada cierta culpabilidad por haber dejado de escribir en el blog, empecé a pillarle el gustillo a eso de no tener que estar pendiente de comentarios, actualizaciones, contestaciones y demás dimes y diretes.

me consta que muchos/as de vosotros/as (no sé para qué huevos pongo lo de la barrita y la "a" si sois todas tías), os habéis planteado esto del blog como si fuera un trabajo más. Quizás, probablemente, esta sea la mejor forma de planteárselo, es decir, lunes y jueves, por ejemplo, de tal hora a tal otra, actualizo y hago la ronda. Bueno, es una posibilidad, pero yo nunca me he caracterizado por la organización, la verdad.

Ahora mismo me encuentro un poco desbordado: tengo que estudiar, colocar papeles, limpiar, PLANCHAR!!!, etc. Hay tantas cosas por hacer, y todas me parecen tan prioritarias, que no sé por dónde empezar. Siempre me río de María y sus listas pero se me antoja como la posibilidad más plausible para salir de este pequeño atolladero en el que me encuentro ahora mismo. Además, qué buen nombre para el blog, que a huevo me viene: si es que así no se puede...

Lo más gracioso, es que esto le ocurre mucho a mis pacientes; y yo: hazte un lista porque no es igual tenerlo rondando en la cabeza que verlo en un soporte físico. Pero ná, yo erre que erre, y es a dios rogando y con el mazo dando, o en casa de herrero, cuchillo de palo. Os dejo elegir a vosotras.

Será que estaré bajo el influjo de la depresión otoñal??? Será maravilloso volar hasta Mallorca???

Creo que me decantaré por la segunda opción: una buena escapadita aliviaría ciertas tensiones. Claro que, cualquiera se escapa, que luego te hacen volver al día siguiente para empezar un máster y, lamari bendita, que no dice nada, se traga el estrés acumulado con una pizca de sal y un toque de pimienta -amarga-.

Supongo que con este escrito hecho sin ganas me desperezo, amanezco, ¿fuerte como un Lobezno?
¿espejismo de un momento?¿palabras que se lleva el viento?¿cimientos de cemento?¿crisantemos de cementerio?¿ejercicio de aspavientos?¿inclusión en zona cero?¿lluvia de aguacero?¿destino férreo?¿languidez en todo su defecto?¿vano intento de sustento?¿inmediatez en el recuerdo?¿optimismo cruento?¿...?