lunes, 12 de octubre de 2009

La asistenta

El otro día fuí a Toledo a ver a mi abuela.

Mi abuela no es "bola", ni mucho menos, sino que es abulense. Era de un pueblo muy chiquitito de Ávila llamado San Juan del Olmo, aunque a veces, no sé por qué, también lo llaman Grajos.

Es un pueblo realmente entrañable. Tiene casas muy antiguas, hechas de piedra, con callejuelas estrechas y boñigas de vacas por todos lados. El pueblo es chiquitito, chiquitito. De hecho, es tan chiquitito, que si haces un sprint, yo creo que te sales del pueblo.

Tengo pocos recuerdos del pueblo porque no he ido muchas veces. Recuerdo que siendo pequeño fuimos allá y al salir del coche me invadió un olor pestilente a estiercol. Mi abuela dijo: respirar fuerte que esto es aire puro. Yo me moría de asco, y sería por aquello de la psicología inversa, pero hice todo lo contrario a lo ordenado por mi abuela y no respiré. Hubo un momento en el que no pude no respirar más y acabé haciéndolo. Todavía no sabía que la pituitaria al final se acaba habituando, por lo que en un momento dado aquel olor se acabó haciendo algo normal, e incluso acabó por desaparecer.

Yo había oido a mi madre decir que de pequeña, cuando iba al pueblo de su madre, se divertía mucho montada en el trillo mientras los burros tiraban de ella. Cuando yo era pequeño ya no había trillos, pero la hija de la hija de una prima de mi abuela (yo no sé que me tocaría esta niña a mí; prima decimocuarta o algo así) me dejó una bicicleta y fuí feliz por momentos.

Mi abuela es la mayor de ocho hermanos: cinco chicos y tres chicas. Una de las chicas se casó con su primo hermano y se tuvieron que ir a vivir a Brasil, donde siguen con su hijo y su nieta. Su hijo no nació con síndrome de down, más bien al contrario, es un tío fuerte y alto que ha montado varias empresas y no habla castellano.

Mi abuela iba al colegio del pueblo. Ella cuenta que era de las mejores, pero aprendió a leer y a escribir, a sumar, restar, multiplicar y dividir, y mientras tanto tenía que hacer labores domésticas en casa, cuidar de sus hermanos pequeños, ayudar un poco en el campo, y al cumplir los trece se fue a Madrid a servir.

Una de sus hermanas, como ya he dicho, acabó con sus huesos en Brasil. La otra conoció a un hombre trabajador y se casó. El resto de hermanos, fueron viniendo uno por uno a Madrid y mi abuela los iba acogiendo y cuidando hasta que conseguían colocarse. Todos menos uno se hicieron cocineros. El que no lo fue, se hizo jardinero del Palacio Real. Algunas veces, cuando era pequeño, íbamos a verlo con mi abuela a su lugar de trabajo. Siempre me hacía comerme unas florecillas comestibles que se llamaban "pan con queso". Yo le decía que no me gustaba el queso, pero al hermano de mi abuela eso le traía sin cuidado y poco menos que me embutía las flores, que no sabían a queso, pero sabían a hierbajo, y yo me sentía como una vaca pastando.

Todos los hermanos de mi abuela fueron encontrando trabajo, luego novia, luego casa, luego se casaban y tenían hijos, luego seguían prosperando y se compraban una casa en el pueblo, y ya tenían la vida hecha.

Mi abuela, mientras tanto, seguía sirviendo. Tenía novio, pero cuando le pregunté que cómo había conocido al abuelo, me dijo que un día se fue al pueblo a pasar el fin de semana, y que al volver, acompañada de una amiga suya, en la estación de Atocha estaba el novio de su amiga junto a un compañero de trabajo. La amiga de mi abuela se fue de domingo por la tarde con su novio. El amigo del novio de la amiga de mi abuela se ofreció a acompañarla a casa "así que novios" -terminó mi abuela de contar el relato sin un ápice de emoción en la voz-. Yo le pregunté que entonces que hizo con el novio que tenía, y me dijo "le mandé a paseo. Que hubiera venido a buscarme a Atocha". Y se quedó tan pancha. Como ella dice: allá películas. Muy zen es mi abuela, muy zen...

Así que mi abuela y mi abuelo siguieron saliendo juntos y se casaron. Mi abuelo era albañil. Vivían en una habitación del Madrid antiguo que les alquilaba la señora Pepa, así que compartían el piso con tres familias más. Después nacieron mi tía y mi madre, y seguían compartiendo piso con las tres mismas familias.

Cuando la portera del edificio en que vivían se jubiló, mi abuela se quedo con la portería. El sueldo era mísero, pero gozarían de algo más de intimidad y un dormitorio para cada una de sus hijas, aunque no tenían ni ducha ni cocina. Como mi abuelo era albañil, y la portería era un sótano con patio, construyó una cocina como pudo en ese espacio vacío, con paredes de ladrillo y techo de uralita. Cuando era pequeño, cada x tiempo, mi abuela mandaba a mi hermana que se subiera por una escalera al techo de uralita y fuera recogiendo la ropa que se le había caido a los vecino al tender. Cuando mi hermana fue lo suficientemente mayor, allí estaba yo, como un soldado ansioso por entrar en combate, con bastantes kilos menos para ser soportado por el techo. Me tocaba. Era mi turno. Me sentía el rey del mundo subido en mi techo de uralita. Me sentía un pirata saqueando aquel techo lleno de bragas de vieja, fajas, calcetines y pinzas. Era mi tesoro y mi contribución a la casa, mi segundo trabajo remunerado (mi abuela me daba 25 pesetas). Mi primer trabajo remunerado era ir cargado como un mulo a vender papel. Mi abuela me ponía un fardo de periódicos atados por una cuerda rasposa en cada mano, y me hacía recorrer la calle San Isido y la calle de La Redondilla hasta llegar al almacén de papel. No era mucho, pero a mí se me hacía un trayecto larguísimo. Allí había un hombre gordo que me decía "qué pasa machote? qué fuerte estás!!!" y me cogía los pesados fardos de papel que en sus manos parecían plumas. Luego seguía "muy bien, muy bien, 10 kilos de papel, a dos pesetas el kilo, ¿cuánto es, machote?" yo hacía la cuenta de a poquito, en voz baja y contando con los dedos. Luego me salía una voz atiplada que decía "veinte pesetas, señor". Aquel gordo cabrón se reía y le decía a mi abuela "qué pillo ha salido el zagal", y me daba veinte pesetas. Yo volvía a casa con la sensación de que mi dolor de brazos valía mucho más que cuatro duros, pero a los 30 años, cuando vuelvo a casa por las noches, cansado de trabajar, sin energía, agotado, tengo la sensación de que una carrera y dos másters, más la dedicación que les presto a mis pacientes, valen más de mil euros. Supongo que las cosas no han cambiado tanto.

Como decía, los hermanos de mi abuela prosperaron, pero ella no lo hizo. Nunca ha tenido un piso en propiedad, ni aquí en Madrid, ni en el pueblo. Cuando mis bisabuelos murieron (yo conocí a los dos, y bastante), los hombres de la familia, que ya tenían casa en el pueblo, decidieron que lo mejor era venderla por 800.000 pesetas y 100.000 para cada uno. Mi abuela y su hermana, la que vive también en Madrid, les dijeron que por qué no las dejaban disfrutar a ellas de la casa, dado que ellos ya habían conseguido tener su casa propia allá en el pueblo, pero claro, "esto es cosa de hombres" y como mi abuelo ya no estaba en este mundo para litigar, el marido de la otra hermana estaba con demencia, y la otra estaba en Brasil, vendieron la casa, les dieron 100.000 pesetas, y punto y final.

Mi abuela se marea yendo en coche y nunca ha querido, en muchos años, volver al pueblo. Se jubiló y se fue a Fuenlabrada a un piso de alquiler al lado de mi tía. Después, esta última decidió montarse una residencia de ancianos en Lominchar (Toledo). Compró tres chalets, los unió, y montó su residencia. Mi abuela se fue allí, pero no a morir, sino a trabajar de cocinera. Supongo que mi tía no gestionó bien la residencia y se fue a pique. Se alquiló un piso en un pueblo cercano llamado Cedillo del Condado, y mi abuela, que siempre ha sido muy independiente, hizo lo propio en el mismo pueblo. Mi tío, el marido de mi tía, se acaba de prejubilar. Cuando liquidaron todo el tema de la residencia, les sobró un poquillo (por lo menos mi tía supo abandonar el barco antes de hundirse del todo con él) y se compraron un apartamento en Torrevieja con la intención de irse allí toda vez que mi tío de jubilara. Así que, desde el uno de octubre, mi tía vive en Torrevieja, mi prima mayor vive relativamente cerca de mi abuela, mi primo pequeño vive en Vallecas con su novia, y mi abuela vive sola en Cedillo del condado, con 85 años, diabetes y un tumorcillo en el cerebro, pero ella, que sabe todo lo que le ocurre, hace gala de su filosofía zen y siempre dice "a mí dejarme en paz. Yo me quedo aquí, y si un día me pasa algo, que me pase y se acabó todo. Total, probablemente no me vaya a enterar". Como para mitigar su posible angustia (que no parece haberla; ya he dicho que es zen, realmente zen. Seguramente la única persona zen que conozco en occidente), a veces le digo que como ha sido buena irá al cielo. Me mira, sonríe cínicamente, y dice "¿al cielo? al cielo y a la ciela. Anda que...siendo tan listo como eres, que eres un señorito con carrera, no sé cómo puedes creer en esas tontunas". Y ahí se queda tan pancha, sabedora de que un día de estos se irá, y no habrá nada más.

Como decía al principio, el otro día fui a Toledo a ver a mi abuela, y al final me he ido por lo cerros de Úbeda (estoy muy geográfico hoy). Estábamos mi hermana y yo hablando con mi madre y salió el tema de las asistentas domésticas. Casi todos los amigos de mi hermana y los míos tienen asistenta. Mi hermana y yo no. Mi madre miraba incrédula y farfullaba no sé qué de los jóvenes y los comodones que somos. Mi hermana y yo contraargumentábamos que nuestro ritmo de vida es elevado, que trabajamos mucho y que lo último que nos apetece es emplear los fines de semana en hacer las labores domésticas. Mi madre volvía a la carga y decía que somos muy delicaditos.

El caso es que llevo todo el fin de semana retrasando lo inevitable: limpiar parte de la casa. Hoy es el día de la Hispanidad. Me he levantado, he visto todo lo que hay que hacer, y he pensado que era de vital importancia actualizar el blog. Ahora, cuando ponga el punto y final, será de vital importancia salir a tomarme un café con lamari. Esta tarde, será de vital importancia ir al cine con una pareja de amigos. Sin embargo sé, que a lo largo del día de hoy, tengo que limpiar un cuarto de baño, el despacho y las ventanas como mínimo.

Me gustaría ser más zen, tan zen como mi abuela. Me gustaría mirar la mierda que tengo que quitar hoy y decir como ella dice "allá películas". Sin embargo, a día de hoy, mi filosofía zen no está muy desarrollada. Quizás con el tiempo...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Maldita analítica.

Hace un año y pico acudí a mi médico de cabecera. Ironías de la vida, estaba de baja, aunque esto deja de ser irónico cuando tu médico, cada dos por tres, tiene que ausentarse por vaya usted a saber qué.

El caso es que allí había una chica joven haciendo la suplencia y te auscultaba que parecía se le fuera a ir la vida en ello. No recuerdo bien porqué motivo fuí, pero el caso es que me acabó prescribiendo una analítica.

A las 8:00 a.m. estaba allí. En ayunas, claro, pero con los dientes bien lavaditos porque soy de los que opina que los profesionales de la salud se merecen el mismo respeto que ellos muestran por nosotros. No me refiero a grandes cosas, sino simplemente al hecho de ir aseado. No sé si alguien conoce algún médico, pero en ocasiones se las tienen que ver con más de uno y más de dos, que mejor no contar en qué condiciones acuden a la consulta. A mí también me pasa, que me pongo mi corbata, mi camisita, mis zapatitos, etc. y me aparecen en chándal. Por lo menos yo no les tengo que pedir que se desnuden ni nada de eso.

El caso es que a la semana tuve que ir a recoger los resultados. Ya estaba mi médico titular, alias el Quevedo. Mi padre es el que le puso el mote, porque el médico va con bigotino y mosca más gafas de pasta; además se ha quedado en la transición, y siempre va con vaqueros y camiseta, y a pesar de peinar canas, luce con orgullo un pendiente en la oreja izquierda. Pero el tío es muy majete, profesional, y va limpio, que al fin y al cabo es lo importante.

Total, que buscó en su carpetilla la analítica, la encontró, la sacó, la leyó en voz baja, y preguntó: ¿por qué te ha mandado que te miren las hormonas tiroideas? y la única contestación que obtuvo por mi parte fue un "yo qué sé" con encogimiento de hombros.

El caso es que la TSH estaba un poco alta. Si la TSH está alta, parece que tienes todas las papeletas para desarrollar un hipotiroidismo. Así que me quedé blanco, por lo que Quevedo me dijo que me tranquilizara, que era un hipotiroidismo que no hace clínica todavía, y que lo único que había que hacer era controlarlo una vez al año. De todos modos me palpó el cuello y no encontró ningún nódulo o lo que quiera Dios que estuviese buscando, lo que ayudó a que mi neurósis no se disparará como se disparó, amén de explicarme que en ocasiones se dan anomalías clínicas por diferentes estados anímicos, con lo que pudiera que al año, los niveles de TSH estuvieran en su punto de normalidad.

Al año -que es lo mismo que decir hace 15 días- me repetí la analítica. Quevedo esta vez no buscó en la carpetilla, sino que miró en el ordenador (el INSALUD está que lo peta y de un ecológico acojonante), donde se encontraban los resultados. La TSH no se había movido de los niveles del año anterior, así que me dijo que controlara la alimentación por el colesterol e hiciera ejercicio(lo tengo alto por genética) y que me repitiera las pruebas dentro de seis meses.

Yo retomé el tema de la tiroides y le pedí que me explicara bien eso del hipotiroidismo subclínico. Supongo yo, que después de ver la galería de personajes-pacientes con el que el bueno de Quevedo se las tiene que ver a diario, consideró que por mi hablar y mi razonar, estaría dispuesto a entender una explicación médica. La entendí, sin duda. Laexplicación finalizaba así: "...entonces con el tiempo, y por tiempo quiero decir que pueden ser años, desarrollarás, casi con total probabilidad, hipotiroidismo".

Otra vez me quedé blanco y repuse "o sea, que me voy a poner fanegas" (a tomar por culo todos mis años de cultivo de intelecto). Quevedo entendió perfectamente lo que quise decir, lo que me dió pie a deducir, aún sin realizar pesquisa alguna, que le gusta muchachada nuí, pues solo quien ve este programa sabe que fanegas es igual a gordo, e intentó tranquilizarme: "Mira, Rub, con el hipotiroidismo, como mucho, se cogen entre 4 y 5 Kg. Lo que ocurre es que hay mucha gente, en especial mujeres, que con el rollo del hipotiroidismo se ponen pilfas a comer y luego dicen ay, es que soy hipotiroidea y aunque no como engordo, pero vamos, que no te vas a poner como una ballena a menos que te de por comer como un desalmado".

Yo no sé si Quevedo me mintió o no. En el momento me tranquilizó, aunque yo, obsesivo por naturaleza, no hago más que visionarme fanegas perdido y la tableta de chocolate desapareciendo de mi abdomen como un barco en el horizonte (y yo no sé porqué he dicho esto último si hace diez años que no tengo tableta, ni de chocolate, ni de ná).

lunes, 31 de agosto de 2009

culturetas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Exijo desde ¡ya! menos "gafapastismo" y más "manolismo"... Ale, así, para empezar.

Vamos a ver, la cuestión es la siguiente: Ya tengo treinta castañas y a punto de que me caiga una más (y como este post se lo dedico a los manolos como yo: 30 castañas + 1 castaña = 31 castañas. De sobra sabemos que los "gafafastas" han sabido sumarlo al instante. Qué listos que son!!!), por lo que ya se me ha pasado el juego de joven poeta en duelo y eso tiene una serie de repercusiones.

Cuando jugaba a ese juego es cuando estaba en la facultad. Allí, en la facul, máxime en la de psicología, si querías estar en la movida, tenías que jugar este juego. Lo cierto es que como cuando estudias, lo que menos haces es estudiar, sino que estás todo el día tocandote el mondongo, fumándote tus porritos, y espanzurrado por el cesped del campus, pues el ser un poeta en duelo no te supone un problema, más bien al contrario, te hace trabajar un poco las neuronas. Claro, esto es de cajón, porque al no hacer nada, al no realizar ningún tipo de esfuerzo cognitivo (con la salvedad de febrero, junio y septiembre), por algún lado tienes que activarte, así que si te lees un libro - porro mediante- le sacarás un contenido bárbaro a un subtexto que sólo tú has visto bajo los efectos de los estupefacientes, pero que al comentárselo a otro que posiblemente también este bajo esos mismos efectos, te asentirá y podréis echar la tarde divagando sobre si eso es lo que quiere decir el libro o no. Quizás el libro verse sobre la mitología chumeca de horizontes frichisianos o, quizás, quiera hablarnos del holocausto nazi en clave de sol mayor sostenido "porque si te fijas bien, en la página 282 hay sólo cinco renglones, es decir, que el autor ha querido dibujar un pentagrama con las letras. Jooooooooooooooooodeeeeeeeeeeeeer, realmente acojonante".

Luego estaban las películas. Por supuesto, lo primero que tienes que hacer es ir a verlas en VOS ( a ver, manolos, esto significa versión original subtitulada. Ya me he sacrificado yo por vosotros). He de confesar que me costó bastante ir a ver películas en las que tuviera que estar leyendo a la vez que intentaba ver la película, pero fuí, lo conseguí, y..., lo confieso, me gustó. A partir de ese momento tuve que empezar a decir las polleces de rigor "hombre, donde va a parar, una peli en VSO es mucho mejor que una doblada. Ahí es donde realmente se ve actuar a los actores. Además, las películas dobladas siempre están mal traducidas". Durante una época sólo quería ver películas de las denominadas "de autor", que digo yo que todas las películas tendrán autor, no?

El caso es ese, que me tiré unos cuantos años presa de una maldición gafapástica en la que sólo quería ver películas "intimistas" "con un magnífico retrato psicológico de los personajes, cuyas vidas se ven salpicadas por la tragedia de la cotidianidad" "que sin duda pasarán a la historia del cine por su guión básico y minimalista, que remonta el vuelo más allá de la sala de proyección para situar a los espectadores en una atmósfera kafkiana llena de matices alegóricos que, sin lugar a dudas, no dejará indiferente a nadie (siempre y cuando sea gafapasta, claro)". Y llegados a este punto de gilipollez supina, habré de decir, en honor a la verdad, que muchas de aquellas películas me gustaban (¿debería decir films?). Sí, sí, me gustaban. De hecho, y siendo plenamente sincero, a día de hoy me siguen gustando. Me considero fan de Kusturica, por ejemplo. Recuerdo películas que me han conmovido como "El regreso" que es de un ruso que ahora mismo no recuerdo, o "ararat" de Atom Egoyan. Así mismo, también me gusta won kar way, y por supuestísimo, y ya que nos hemos desplazado a lo oriental, soy un fan irredento de takhesi kitano.

Ahora bien, como decía al principio, ya voy a cumplir 31 castañas. Esto lo podemos traducir en que ya no estamos en nuestra época de estudiante, sino que estamos en época de darlo todo dentro del mercado laboral, de demostrar cuanto valemos para poder estar bien posicionados dentro de diez años (ahora es cuando viene el gafapasta budista y sonríe quedamente diciendo: "tienes que vivir el presente, tronco". Pero vamos, que como de un tiempo a esta parte me ha dado por mearme en esculturas y piscinas, pues me mearía encima de este tipo. Es una larga historia que a lo mejor posteo algún día). Seguimos. Como estamos en el mercado laboral, dándolo todo -dicho sea de paso, los que tenemos la suerte de estar en el mercado laboral-, esto, a su vez, lo podemos traducir en que el fin de semana estamos cansados y nos apetece descansar.

Y aqui, señoras y señores, es donde comienza mi drama, porque cuando se me ocurre ir al video club a coger una película, empieza mi particular odisea.

YO LO QUE QUIERO ES ENTRETENERME, DIVERTIRME Y NO PENSAR!!! y cada vez que voy al video club lo primero que me pasa es que empiezo a estresarme. Esto es normal en un tipo que como yo, si estoy un sábado en casa sin hacer nada, puede ver con gusto la película de turno que echen en cine de barrio. Es más, es que me río. Me río mucho con muchas de ellas, y lamari pasa y me mira de soslayo apiadándose de mi pobre cerebrito. Pero me da igual. A lo mejor también me meo en ella un día de estos (Es una larga historia que a lo mejor posteo algún día). Esto es normal en un tipo que como yo, de pequeño era fan de las películas de Pajares y Esteso, y detestaba, y sigo haciéndolo, las sagas de star wars o Indiana Jones (sí, ya sé que es extraño, pero yo no hacía nada para que no me gustaran. No me gustaban y punto).

Entonces, si te haces socio de un video club que se llama ficciones, en el que según entras hay estanterías llenas de películas de directores cuyos nombres tienen 3 vocales y 18 consonantes, y en cuya sección de novedades europeas y mundiales hay películas con títulos tan "sugerentes" como: El color de las cerezas, los limoneros, los perales de hassan hibraim, las tortugas de leopold, el sabor de chien chien, los dioses no rezan, etc. no es de extrañar que el que aquí escribe se empiece a cortocicuitear y no sepa qué elegir. ¿Dónde están esos clásicos como super detective en Hollywood? ¿Y James Bond? ¿La saga Bourne? ¿Karate Kid? Joooooooder, es que os juro que no me apetece nunca cogerme ninguna más allá de las que ya he visto; véase snatch o cuatro bodas y un funeral.

La cuestión es que si me quiero relajar, ese no es el video club adecuado, porque siempre te verás obligado a coger una película que te haga pensar. No sé, es extraño, son películas que según van a vanzando, te van obligando como a formarte una opinión sobre ellas y, al terminar, debes como decírsela al que está a tu lado. Es raro, raro, raro, casi tanto como una peli de David Lynch. Al final me dan ganas de sacar el dvd y mearme en él antes de meterlo en su carátula que, cómo no, lleva una foto de Woody Allen, aunque este sí que me gusta y no creo que diste tanto de las pelis de Pajares y Esteso. Y esto último lo digo completamente en serio. Lo de mearme en el dvd... es una larga historia que a lo mejor posteo algún día.

Entonces... ¿qué hago?¿me cambio de video club? Mi amiga A., me decía que su video club hay una sección de clásicos que tiene super detective en Hollywood y El príncipe de Zamunda (peliculones donde los haya. En serio!!!), pero mi amiga A., a la que quiero mucho y echo de menos en exceso, vive en Tenerife. ¿Me voy a vivir a Tenerife?.

En fin, que ayer fuimos al video club de los cojones y nos vinimos a casa con una película llamada La clase. Es un batiburrillo francés archiortopédico filosofal sobre la educación y las diferencias culturales en la que, sin duda, hay que mearse. Esa es mi opinión.

Y como estoy hasta las pelotas de tanta peli gafapástica, me voy a mear y luego me voy al cine a ver Bruno, porque quiero no pensar y porque estoy hasta las pelotas de decir: ya esperaré a que salga en vídeo, y luego, parece ser, que a mi video club, que debe estar en una suerte de triángulo de las bermudas fílmico, no llegan las pelis comerciales, no vaya a ser que pierdan a su selecta clientela gafapástica.

Tres hurras por Pajares y Esteso. Hip hip...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Desde Beirut con amor...

Este año las bodas se han comido nuestro presupuesto vacacional. Sin embargo me niego, a pesar de ser apodado madrilator por mis amigos, a quedarme en Madrid. Por esa razón, lamari y yo, en vista de que no tenemos recursos económicos, hemos decidido tirar de recursos personales: la imaginación.

Estamos sentados el uno al lado del otro. Ella trabaja en su Mac y yo en mi PC. El suyo es más bonito. El mío es más fácil de manejar. El suyo es sobremesa. El mío es portátil, así que me lo puedo llevar donde quiera.

Nuestra imaginación también es portátil, así que lamari y yo hemos decidido llevarla allí dónde nuestro contexto nos lo pone más fácil: Beirut.

Muy bien, aquí estamos, en Beirut. Podemos oír los ruidos sin dificultad desde nuestro balcón. Hay gritos, sirenas, peleas, máquinas que martillean el suelo, bien en pos de la reconstrucción, bien en pos de la creación de una trinchera o un refugio antimisíles. La atmósfera está cargada de partículas en suspensión que flotan venidas desde el suelo arenoso. También está vestida de un canícula infernal que abrasa los bronquios al respirar. AAAAAAAAAyyyyyyyy, qué bonita es Beirut (?).

Lamari y yo bajamos a la calle a veces, en busca de algún local que permanezca abierto y nos den café. Es difícil encontrar en Beirut un local abierto. Nosotros sabemos que es por las vacaciones, pero nos gusta imaginar que los bombardeos han arrasado los bares que conocíamos. Ahora buscamos otros locales diferentes y entramos, están llenos de guiris, y nos gusta pensar que es la prensa extranjera que, como nosotros, tiene que buscar los únicos bares abiertos. El resto de bares están cerrados o de obras (los bombardeos los habrán machacado y sus dueños tienen que reconstruirlos).

En ocasiones cogemos el coche para ir a por provisiones. La vida en una ciudad en guerra es dura. De eso te das cuenta cuando utilizas un medio de transporte para moverte, porque es entonces cuando recorres las calles llenas de grietas y barricadas. Los obreros se afanan en la pronta recuperación o sanación de las heridas que ha sufrido el asfalto, aún sabiendo que, casi con total probabilidad, dentro de un año, el tramo de ciudad que están reconstruyendo, estará otra vez rasgado de arriba abajo. Como decía moverte es extraño: Hay calles cortadas, prohibidas que antes no lo eran, barricadas rojas y blancas que te impelen a desplazarte hacia un carril en una calle que antes tenía tres. Los coches se atoran, pitan, hay frenazos y acelerones. Todo el mundo conduce un poco por instinto, sin mirar los retrovisores. Se establece un acuerdo tácito en el que todo el mundo mira qué es lo que hace el de delante tuyo, mientras que le pides a Alá (estamos en Beirut) que el que está detrás de ti haga lo mismo contigo.

Si sales a pasear por la noche, cuando la frenética actividad de reconstrucción ha cesado, cuando ya no se oyen los martillos neumáticos, las radiales, las excavadoras, la actividad tampoco resulta del todo agradable. Toda la prensa extranjera anda borracha por las calles llenas de zanjas. El otro día, uno de estos periodistas extranjeros y mamao, cayó en una de ellas situada en la puerta del sol de Beirut. El hecho desató una carcajada generalizada del resto de periodistas que pasábamos por allí. El periodista en cuestión no se lo tomó a mal y también sonrió.

Las partículas en suspensión que se elevan durante el día e impregnan el hotel en el que habitamos lamari y yo, descienden durante la noche. No se puede vestir de negro en Beirut. Por el día porque morirías asfixiado. Por la noche porque vuelves blanco a casa.

Lamari y yo tratamos de buscar un lugar seguro y entero en este Beirut veraniego, pero se nos torna en misión imposible. Vayamos donde vayamos, siempre hay obreros que reconstruyen lo que otros han destruido antes. El alcalde de Beirut manda mensajes tranquilizadores diciendo que va a quedar muy bonita. Se ha empeñado en que las olimpiadas del 2016 se van a celebrar aquí, así que dice que no hay mal que por bien no venga. Yo recomendaría que nadie venga aquí porque bien no se está, sino que se está mal.

Beirut, al menos en verano, es una ciudad incómoda y hostil. Está toda cercenada y abierta en canal. El calor es demencial y la falta de agua dispara los precios de todo. Pasear es una tarea estúpida, pues sólo puedes contraer una insolación o provocarte un esguince. Si decides moverte en coche, puedes acabar con la suspensión rota, un golpe o un rayón en cualquiera de las puertas provocado por una valla o una señal de las que conforman las barricadas, y encontrar sitio es una tarea harto complicada, amén de cara (2,80 cada dos horas en el mejor de los casos).

Tengo la suerte de que un primo mío vive en las afueras de Beirut, y la seman pasada fuimos a visitarlo. No tener ruidos, no tener un calor asfixiante, no tener partículas en suspensión, y tener una piscina, nos pareció el paraíso. Quizás volvamos allí a finales de esta semana.

El año que viene, esperamos que la redacción nos mande a cubrir otra ciudad distinta. Nos conformamos con algo más amable y menos hostil. Una ciudad menos puta y en mejores condiciones físicas. Una ciudad que no esté en la UCI con miles de cirujanos abriendo y suturando en diferentes partes de su anatomía. Hasta entonces, lamari y yo seguiremos aquí, cubriendo las noticias que la redacción nos mande.

Rub para CNN-Blogosphere.

lunes, 10 de agosto de 2009

MINHA TERRA GALEGA

En el noroeste de la península ibérica se encuentra una región llamada Galicia. Esta región es privilegiada en sus paisajes, en su comida, en sus gentes. Es, sencillamente, una región bonita.

Cuando era niño iba de campamento a Jaén (nada que ver con Galicia, aunque guarde miles de buenos recuerdos afectivos de esta otra región), y allí, cantábamos una canción cuyo estribillo era:

Minha terra galega,
a una isla del Caribe,
donde el cielo siempre es gris.

Minha terra galega,
a una isla del Caribe,
donde Dios se echó a dormir.

Y claro, si Dios se echó a dormir allí, si de todo el mundo que él creó, eligió justamente Galicia para descansar, entonces es que Galicia tenía que ser muy bonita -pensaba yo-. El caso es que yo ya había estado en Galicia, pero siendo muy pequeño, por lo que mis recuerdos eran pocos y deslabazados. Recuerdo que me metí en el seat 127 de mis padres como a las 7:00 de la mañana y que llegamos a Galicia de noche. Recuerdo que en las islas Cies mi hermana se hizo una amiguita y mi padre tuvo que estar hablando con el padre de la otra chica durante un buen rato con el agua por las rodillas y al salir tenía los dedos de los pies morados de lo fría que estaba el agua. Recuerdo que en Coruña mi hermana se cayó de un columpio y se quedó inconsciente. Recuerdo que comí raya en un restaurante y me gustó. Y recuerdo que me parecía muy extraño que un pez diera descargas eléctricas y que la que nos servía, según mi padre, era la mujer de Fraga y yo no sabía quién era ese tal Fraga. No recordaba nada más, pero si Dios se echó a dormir allí, Galicia tenía que merecer la pena.

Hace 3 años volví a Galicia para celebrar un cumpleaños de la mejor amiga de Lamari. Fué entonces cuando comprendí porqué al séptimo día Dios se tumbó allí. Desde entonces, por circunstancias diversas, hemos estado yendo todos los veranos. Siempre vamos a Coruña, pero es que además, los padres de la madre de mi ahijada, se compraron un piso en Lugo (en San Ciprián), así que el año pasado también estuvimos allí, y claro, pues igual de bonito. Supongo que de todas las catedrales que le han dedicado a Dios, la que más le ha debido de gustar es la que le ha construido la naturaleza en la playa de las catedrales, aunque esté llena de autocares del imserso y viejecillos que saltan como cabras montesas por entre las rocas para no sé muy bien qué, la verdad. Pero como Dios no es tonto y le gusta mucho esa catedral, la tapa casi todo el rato con el mar para poder disfrutarla en soledad, o tal vez junto a Neptuno, supongo.

Un día cualquiera te haces blogger. Te comenta gente de aquí y de allá. Gente que aparece de la nada y desaparece un buen día. Y esa es la dinámica general de la blogosfera: tienes y no tienes clientes, y eres y dejas de ser cliente de otros blogs.

En mi blog, permanecían fieles 3 bloggers, a saber: Ely, María, y Pinkocha. Lo extraño es que las 3 eran gallegas. Lo extraño es que las 3 eran coruñesas. Lo extraño es que maría y Pinkocha viven al lado y Ely a no mucha distancia. Lo extraño es que estoy empezando a pensar que quizás sean unos angelitos que Dios dejó en Galicia para que nadie le quite el sitio cuando quiera echarse a dormir, o quizás, su misión, sea cuidar de que la belleza de la región favorita del jefe supremo no se vea violada. Quizás. No sé. El caso es que es extraño.


Tanta era la coincidencia, que parecía como si Dios quisiese que nos conociéramos, y el año pasado casi lo hacemos. Supongo que el diablo nos susurró que iba a ser muy embarazoso, por lo que desisitimos presas de un ataque de vergüenza, y regresamos a Madrid con la extraña sensación de que somos un poquito gilipichis (gili de tontos y pichis de madrileños).

Nos juramos que de este año no pasaba. Teníamos que ir a la boda más bonita del mundo, por lo que antes del gran evento, decidimos marcarnos uno no menos importante: conocer a los 3 ángeles gallegos (nada que ver con los de Charlie. Mucho mejor).

Durante la semana antes, lamari y yo teníamos la risa floja de los nervios. También el miedo a ponernos malos y no poder asistir a algo que deseas intensamente (claro, no todos los días puedes conocer a 3 ángeles en misión especial). También, por qué no confesarlo ya que hablamos de Dios, el miedo a romper la magia de la comunicación cibernética.

El gran día llegó. El lugar de la cita era el restaurante que Pinkocha regenta en medio de Coruña. Entramos un poco nerviosos y trastabillados "pasa tú primero""no, no, tú""no, tú""no, por favor, las mujeres siempre primero" y lamari entró. Sólo estaba Pinkocha, que nos reconoció nada más entrar "claro -pensé- como es un ángel de Dios, sabe que somos nosotros. O a lo mejor ya me ha visto la coronilla. No, no, seguro que nos ha reconocido porque es un ángel". Nos presentamos y comentamos la rareza o extrañeza de la situación, pero Pinkocha nos tranquilizó diciendo que la primera vez que quedaron ella, María y Ely, también fue raro. Yo pensaba que lo raro era que si Dios las había enviado en misión especial para preservar Galicia de todo mal, no las hubiese presentado en el cielo antes de mandarlas al noroeste de España. Pero me tranquilicé pensando en aquella frase que tantan veces me habían repetido durante mi infancia: los designios del Señor son insondables.

Poco tiempo después entraron Ely y María. No es que los Ángeles sean elegantes por naturaleza, que también, es que venían de boda (tal vez de bendecir en secreto el matrimonio de Noa). Nos presentamos, nos dimos besos, y hablamos como si nos conociéramos desde hace tiempo. Qué extraño -continuaba pensando-, tengo esta sensación de conocernos porque realmente los blogs te pueden hacer conocer a alguien o es porque son ángeles y lo hacen todo fácil? Y por qué tienen pareja los ángeles si dicen que no tienen sexo? El caso es que sus parejas también son muy majos...¿serán ángeles también?

Nos sentamos a la mesa. Hablamos de manera distendida y amable. Graciosa. Cotilleamos. Marujeamos "que fue de este blogger, y de este otro, y de aquel...". Luego ya hablamos de temas más personales. Mientras tanto, a la mesa llegaban manjares varios. Probamos la famosa lasaña de espinacas de Pinkocha, pero el marido de Ely pidió solomillo y claro, no tuve otra que comerme la lasaña y después me pedí un solomillo también. ¿qué vas a hacer si Pinkocha cocina como los ángeles?

Luego, tras esperar a que Pink saliera de entre fogones, nos fuimos de copas. Acabamos en el casco antiguo, con sus cuestas y adoquines, y su fiesta medieval. Todo el mundo en Coruña se conoce, y cada dos pasos, bien Ely, bien María, bien Pink, se paraban a hablar con alguien "A lo mejor es que son sus ángeles de la guarda" -pensaba de nuevo para mí-.

Al final acabamos tomando mojitos y caipirinhas en una terraza que no era ni del bar del que estábamos consumiendo (?). Galicia es así, supongo, porque eso lo haces en Madrid y el camarero, PUM, te puede abrir la cabeza sin mediar palabra.

Ese fue el momento real, el mágico, en el que ya empezamos a hablar sobre nuestras vidas y contar anécdotas personales. Lamari y yo no teníamos pensado quedarnos más allá de las 12 o la una, porque al día siguiente teníamos que ir al aeropuerto a buscar a una persona a las nueve de la mañana, pero nos quedamos hasta las 4:30. Así de embaucadores son los ángeles...

Pinkocha es alta y guapa. Discreta y excelente cocinera. Conciliadora y suave de formas. Camina de una forma peculiar, como si pensara que no es justo ser más guapa que el resto de la humanidad. Cuando se sienta parece relajarse, y entonces todo con ella empieza a fluir. Se suelta y te regala su tono de voz y sus sonrisas. Es entonces cuando baja al mundo de los mortales y descubres la sencillez del que, perfectamente, no querría ser sencillo.

María es fácil de primeras. Es como una locomotora o una ametralladora. Supongo que Dios le encomendó la misión de hablar a discreción, pero haciéndole entretenida la charla a sus interlocutores. Como yo debo tener una misión parecida, aunque no sé si por mandato divino, ahí estábamos a ver quien hablabla más de los dos; sin olvidar a su novio, que también habla que se las pela y parece que le han puesto chinchetas en el asiento, porque al hablar es como que da saltitos con el culito, pero ojo, que es un tipo excepcional que te da conversación de lo que sea y cuando sea. María es de esas personas que sabes que no te vas a aburrir nunca con ella, que siempre tendrá algo que contarte, interesante o no, pero si es la segunda opción, ella hará que sí que te lo parezca. Es simpática, divertida, y sabes que la podrías llevar a cualquier lado y soltarla sin miedo a que te fuera a joder la vida, pues encandila y embelesa. No sé, es de esas mujeres que te da la impresión de que si se propone algo lo conseguirá.

Ely es como una especie de mezcla entre Pinkocha y María. Es la locuacidad y la discreción a la vez. Está. Sabes que está. Hable o no hable ella impone su presencia. Se sienta recta y aunque no es muy alta es como si estuviera elevada. Ríe y sonríe e inunda el ambiente con un aura extraña. Quizás es que es el ángel más mayor y ha desarrollado más poderes. Su chico, a diferencia del de maría, es más callado. El de María aporta vitalidad y entusiasmo, mientras que el de Ely, aporta serenidad (Con el de Pink, por desgracia y gajes del oficio, no tuve casi trato). Ely no podría tener otro marido, porque son complementarios. María y su chico son muy graciosos, siempre enzarzados en una dialéctica circular. Ely cautiva, pero yo creo que ni ella misma sabe cómo. Supongo que será un poder que no ha aprendido a dominar aún.

Este año no tendré más vacaciones, pues dos bodas fuera de Madrid, se llevan todo tu presupuesto vacacional, pero cuando alguien me pregunte qué he hecho en mis vacaciones, contestaré que ir a la boda más bonita del siglo y conocer a tres ángeles.


jueves, 6 de agosto de 2009

Ventiladores rotos

Su primer ordenador se lo compró una vez comenzado el siglo XXI. Había gente que le decía que aquello era una insensatez, que debería habérselo comprado muchísimo antes, pero él se sentía orgulloso de haber sobrevivido sin computadora durante tanto tiempo, aunque realmente había tenido que hacer virguerías para apañárselas durante la carrera de tal modo que nunca le tocara escribir a ordenador. Esto, sin duda, le hacía tener que esforzarse en buscar mucha más información que el resto del grupo para buscar el groso teórico del trabajo, lo que le parecía un acierto, pues así aprendía más (y el que no se engaña es porque no quiere).

Llegó un momento en el que la situación ya era insostenible. Se fue a los grandes almacenes de su ciudad y se encomendó a una amable y diligente vendedora del departamento informático. Más o menos le dijo "tengo que comprarme un ordenador. No tengo ni idea de informática ni me gusta. Puedes engañarme si quieres, aunque preferiría que no". Una hora y media más tarde, salió de allí con un portátil, una impresora, y un seguro de dos años contra todo tipo de incidentes "es muy normal, por ejemplo, estar trabajando con una coca-cola o un café, y que se te caiga sobre el teclado. En ese caso, el seguro te cubriría la reparación" -le dijeron-, y él pudo imaginarse perfectamente esa escena, por lo que no dudó en hacérselo. Salió del establecimiento sin la sensación de haber sido engañado.

Llegó a casa y dejó el ordenador y la impresora, empaquetados, en el suelo del salón. Los días pasaron y él no movió un dedo por abrirlos. Finalmente, un día llegó su hermana, impaciente por naturaleza, y fue ella la que abrió el ordenador y lo encendió. Él miraba con indiferencia y una mueca de hastío, pues sabía, que tarde o temprano, debería enfrentarse a esa especie de enemigo invencible.

Un día llamó a un amigo que sabía informática. El amigo miró el ordenador y concluyó: esto es un pepino. El ordenador, por lo visto, tenía muchos gigas de ram (?), pero eso era algo que a él le traía sin cuidado.

Poco a poco tuvo que ir tomando cartas en el asunto. Al principio jugaba al solitario. Se compró un video juego de ciclismo que nunca supo manejar y le aburría "maldita máquina" -se decía-. Por primera vez durante la carrera, hizo su parte del trabajo a ordenador y lo grabó en aquellos cuadrados negros llamado disketes; Realmente aprendió lo mismo que las otras veces, lo que desmontó su excusa del pasado. Cuando no tenía tiempo, "contrataba" a una amiga de su hermana para que le pasara los trabajos por diez euros y un par de cañas. Con el tiempo contrató internet, y su madre le decía que estaba enganchadoa esa cosa diabólica, pero él se sentía impotente por no poder explicarle a su madre que lo único que trataba era de entender cómo funcionaba la red, y que navegar una hora al día no era estar enganchado y que además le era útil para busca información. De paso, trataba de explicarle a su madre que en el futuro, todo se haría a través del ordenador, por lo que ella también debería ponerse manos a la obra. "tienes que trastear" -le decía todo el mundo-, y trasteando consiguió abrirse una cuenta de correo. Como no le daba su dirección a nadie, nunca tenía correos, por lo que cuando encontró un apartado en el que le preguntaban si quería recibir información sobre diversos temas, clicó sobre deportes, cine, viajes, y ocio y cultura. Al día siguiente tenía varios mails con publicidad que leyó con atención aunque sabía que no iban a interesarle, pero...¿qué podía hacer?...eran los primeros mails que recibía.

Poco a poco siguió aprendiendo lo que era hacer un "corta-pega", a utilizar diferentes tipos de letras. lo que era un archivo, a crear carpetas, a grabarse música, etc. Otro amigo informático le instaló un día un programa para hacer aquello que tantas veces había oido que hacían los demás: bajarse música. Esto le entusiamó, pero cuando abrió el programa y comenzó a pensar que se bajaría, estuvo un buen rato sin saber qué descargarse. Finalmente se bajó bohemian rapsody de queen, aunque era una canción que tenía en vinilo, casete y cd. luego se descargó one de U2, aunque era una canción que tenía en casete y cd. Finalmente se descargó la discografía de queen entera aunque la tenía en casete. Cerró el ordenado y pensó que aquello de descargarse música era un rollo. Un día se acordó de que en el pasado se reía mucho con un programa de japoneses que se daban hostias como panes. Humor amarillo. Se descargó varios capítulos que tardaban bastante en bajarse, y cual fue su decepción cuando vió que detrás del nombre de humor amarillo, siempre estaba Nacho Vidal con su pene erecto y una rubia delgada chillando como una perra. Volvió a cerrar el ordenador.

Un día descubrió que el ordenador admitía cedes y preguntó a sus amigos si eso servía para ver películas. Como la conestación fue afirmativa se dirigió al video club y alquiló un apelícula de autor. Había pensado que sería maravilloso y genial meterse en la cama, con una infusión al lado, un cenicero, y su ordenador encima del edredón. Qué idílica e íntima sensación: había que ver una película de autor. Ya se veía al día siguiente fanfarroneando por la facultad "sí, bueno, estoy un poco cansado porque ayer me alquilé tucumán y las porras de san virgilio, y me quedé hasta las tantas en mi cuarto viéndola en mi portátil", pero la realidad fue que a la media hora de película el ordenador se apagó. Comprobó que la batería estuviera enchufada, y lo estaba. Probó a encenderlo de nuevo y reaccionaba, pero a los pocos segundos se volvía a apagar. No sabía qué hacer. Cogió el portátil y notó que la temperatura de este era excesivamente alta. "hostias!!! lo he quemado!!!". Una ola de angustia recorrió su cuerpo y le hizo cosquillas en el escroto. Se tranquilizó pensando que el seguro lo cubriría y que al día siguiente, comentaría que el ordenador se le había roto en mitad de una película extraordinaria y exquisita, íntimista sin llegar a ser lenta, con un gran retrato psicológico de los personajes, aunque en el fondo a él le estaba pareciendo una mierda más grande que la leche, por lo que casi se podría decir que hasta le hizo cierta gracia que el ordenador se apagará en aquel instante.

Al día siguiente encendió el ordenador con la desesperanza habitual del que sabiendo que, aunque pruebe encender mil veces un aparato que está roto, jamás volverá a funcionar. En ese caso no fue así y el ordenador funcionó. Alguien le explicó que los ordenadores llevan ventiladores para no calentarse en exceso, y que si los tapas, máxime con un edredón de plumas, el ordenador se apaga por sí solo para protegerse de no morir quemado. Coño con los bichos, qué inteligencia, aunque nosostros sudamos como método de refrigeración y eso es más inteligente, no?

Con el paso de los años, el ordenador empezó a apagarse solo. El seguro ya había caducado y no se podía hacer cargo de la reparación. Él no sabía que hacer, y aprovechando que en el edificio en que vivía habían entrado dos nuevos vecinos informáticos muy jóvenes y enrollados, se lo subió para que le echaran un vistazo. Tres días después se lo devolvieron sin arreglar y solo dijeron: creemos que tienes un troyano. Si ya sabía yo que estos bichos...los carga el diablo.

Un día, al llegar a casa, su padre, que se había hecho adicto a jugar a las damas por internet a altas horas de la madrugada, le dijo que el ordenador ya no se apagaba. Cuando le preguntó a su padre qué es lo que había hecho, le contestó con un gesto de simplicidad que lo había aspirado. Él se quedó contrariado, pero lo cierto es que el ordenador ya no se apagaba, ni hacía tanto ruido, ni se calentaba hasta quemarte las piernas.

Cada X tiempo el ordenador volvía a apagarse al poco de encenderse. Solo había que aspirarlo y volvía a funcionar. A mí esto de ser ingeniero informático y que después de tres días solo sepas decir que hay un troyano en el ordenador y que una posible solución es cambiarte el sistema operativo de windows por linux, y que luego venga un tipo que a los doce años empezó a trabajar de carnicero y te diga que lo ha arreglado aspirándolo, me da qué pensar. Por ejemplo, me hace caer en la reflexión de que una adicción te hace potenciar tus recursos mucho más que una licenciatura.

Hace poco el ordenador empezó a apagarse de nuevo a los cinco minutos de haberlo encendido. Ya no bastaba con aspirarlo. Hubo que llamar a otro amigo ingeniero telemático. Cuando le fue contado el historial del ordenador, rió con ganas y espetó "tu padre es un puto carck". Encendió el ordenador y la novia del afectado dijo "claro, mira, es que cuando enciendes el ordenador sale esta pantalla azul que pone ASPIRE ACER, y tu padre habrá dicho, pues lo aspiro"; el chico, la novia, y el ingeniero rieron con ganas.

El telemático acompañó al chico a comprarse un disco duro externo para salvar toda la información posible por si acaso. pero como el ordenador ya no permaneciera encendido más de diez minutos, decidió llevárselo al trabajo para desmontarlo y limpiarlo por dentro.

El lunes pasado el ingeniero le devolvió al chico la máquina diabólica. "El parte es el siguiente: ventiladores obstruidos, micrófono jodido por la mierda, y la pasta termoselladora desgastada. Te he salvado absolutamente todo lo que tenías en el disco duro" -dijo- "y ahora me voy que mañana me voy a Tenerife y tengo que hacerme la maleta, que salía a las 15:00 de trabajar y me he quedado con tu bicho hasta las 21:00" -continuó-. El chico se lo agradeció encarecidamente y le preguntó, por curiosidad, cuánto le habría costado arreglar eso en una tienda normal. El ingeniero no quiso precisar, pero dijo que bastante.

Al llegar a casa el ordenador estaba vacío. ahora le tocaría aprender a manejar el disco duro externo y le daba pereza. Enchufó el puerto usb que le daba conexión wifi, pero no tenía interntet. Intentó conectarlo, pero sus recursos eran muy limitados. Quería postear sobre un reciente viaje a galicia, y tenía la costumbre de postear desde su ordenador (el chico, a fuerza de coraje y tesón, había aprendido a lo largo de los años lo suficiente como para tener un blog). Su novia, mucho más paciente y ducha con el tema informático, se ofreció a ayudarle con la conexión a internet, pero él sufría cuando veía alguien trastear en su ordenador sin saber bien qué estaba haciendo. Su novia no consiguió conectarse a internet, por lo que el chico se levantó un 6 de agosto del 2009 a las 07:00 de la mañana, para postear esto desde el ordenador de su novia, un mac al que, mucho me temo, le quedan también dos telediarios.

Ely, María, Pink, no me olvido de vosotras.

martes, 21 de julio de 2009

Manolo

A estas alturas de la película, creo que todos sabemos que lamari es mi pareja. Hace poco ha posteado dos veces sobre "cuerpos". En el último post, hay un comentario de Pinkocha respondiendo a uno de mis comentarios. Cuando he comenzado a contestarla, me he dado cuenta de que mi respuesta iba para largo, y esa es la razón por la que, sin que sirva de precedente, me he decidido a postear de nuevo aunque posteé ayer. Es decir, que este post, sirva de respuesta a Pinkocha.

Por poneros en antecedentes, diré que lamari decía que mi cuerpo era de los 300 espartanos y yo, aunque contento por el símil, he decidido desmitificarlo y he confesado mi calvicie franciscana y mi incipiente barriguilla. Ante tal confesión, Pinkocha ha dicho que ellas (las gallegas), me hacían como el del anuncio de D&G. La comparación me viene bien, la acepto, pero la realidad es que si todo va según lo previsto, este viernes nos vamos a conocer personalmente y me veo en la obligación moral de revelarme tal cual soy, no vaya a ser que al conocernos, las tres galleguiñas rompan a llorar y/o se caigan en redondo al suelo del soponcio. En cualquier caso, si esto ocurriera, lamari me besaría y me diría: "no te preocupes cariño, eres el novio más guapo del mundo". Y es que, no en vano, en el trabajo de lamari mi alias es ese "el novio más guapo del mundo". De hecho, si lamari y yo vemos el anuncio de D&G y yo digo "coño, que tío más guapo", lamari, instantáneamente, diría "buah, tú eres mucho más guapo". Y es que lamari me adora y me narcisiza. Como debe ser.

Mi padre siempre dice que sólo Alain Delon ha sido más guapo que él, y como de tal palo tal astilla, yo reproduzco ese patrón de conducta aunque algo más ajustado a la realidad.

Fuí un adolescente guapete y con buen cuerpo (entrenaba 3-4 horas diarias 6 días a la semana, por lo que mi cuerpo, realmente, estaba bien moldeado), pero dejé el deporte y, aunque vivo de las rentas, lo cierto es que el tiempo no perdona y la tableta de chocolate desaparece, como desaparece el resto del tono muscular. Una de mis señas de identidad era mi pelo: fuerte, rizado, afro. Yo siempre, desde los 14 años, lo he llevado rapado al cero. Cuando estaba en la facultad empecé un día a dejármelo largo, no porque me gustara, sino por el hecho de llevarlo largo sin más. Nunca lo había llevado largo porque me parecía incómodo, llevarlo rapado me gustaba, y sobre todo porque no quería pasar esa etapa en la que eras lo más parecido a los Jackson five. Pero bueno, psicología es una carrera de pintamonas y tontos del ojete en lo que a pintas se refiere, y yo fui un estudiante modelo en este sentido en la carrera, por lo que hice de mi afro una garantía de éxito. Luego mi pelo empezó a dejarse vencer por la fuerza de la gravedad y pude hacerme COLETA!!! Lo pongo así porque realmente era algo que siempre me había apetecido llevar y nunca lo había conseguido. Mi coleta no era una coleta baja de informático freak o de chulangas a lo steven seagal, sino que era un coleta alta hecha a la altura de la coronilla, con lo que era algo parecido a una palmera con sus majestuosas ramas abiertas. Ahora se ven muchos chicos con este tipo de coleta, pero por aquel entonces no era muy normal. No voy a decir que fuera yo el precursor de esta moda, pero la realidad es la realidad y en aquel tiempo yo no veía chicos con ese look. Todo el mundo me decía que parecía el actor secundario Bob ( de los simpson). La primera vez que mis amigos de toda la vida -que siempre me tuvieron por el más fashion con diferencia- me vieron con esta coleta, estaban hasta las cejas de marihuana (y eso que quedé con ellos a las seis de la tarde, pero es lo que tiene el barrio, que en verano te plantas unas chanclas, unas bermudas y una camiseta, y te vas al parque a hincarte unos cuantos "macas"), y uno de ellos me miró con los ojos como platos "rojos" y, con la boca relajada, relajada, relajada, dijo "hostias, pero si pareces un sarumai", y claro, víctimas de los estupefacientes, todos se despelotaron y con sarumai me quedé una temporada. De hecho, mi primera dirección de correo electrónico fue sarumai@mixmail.com. Huelga decir que el tipo quería decir que parecía un samurai.

Tal era la presencia de mi pelo, que toooooooooooooooooooodo el mundo siempre decía TÚ NO TE VAS A QUEDAR CALVO EN LA VIDA!!! Ahora toooooooooooooooooooooooodo el mundo, desde hace unos tres años, dice: PERO BUENO, QUÉ ES ESE CARTÓN QUE ASOMA POR AHÍ? y claro, como casi todo en la vida es un problema de expectativas, la gente me lo recalca, porque les debe hacer mucha gracia ver al que fue león, degradado a leopardín.

Mi padre dice que mi calvicie no pasa de donde está, pero la verdad es que cada vez me asemejo más a Torquemada. Hay otra gente a mi alrededor que insiste en que me tome o me eche algo para, como mínimo, parar o desacelerar lo inevitable, pero como ya he dicho otras veces, cada vez soy más biologicista, y si la naturaleza ha creido oportuno privarme del pelo en la cabeza y dotarme del mismo en tooooooooooooooooooooooooooodo el resto de mi cuerpo, por algo será, aunque mi biologicismo tiene un límite y, si tuviera dinero, ya habría algún centro de estética que se frotaría las manos por hacerme la depilación laser en la espalda. Mientras que ese dinero llega (si llega, porque al ritmo que voy no sé yo), me conformo con repetir aquello de "hombre peludo, en la cama cojonudo" (que duermo muy bien, vaya. Con mucho estilo y grácil figura). Y valga también mi otro mecanismo de defensa, a saber: eso es un remolino muy, muy, muy grande.

Total, que mi sueño era lucir una cabellera gris tipo George Clooney, y ahora no hago más que fijarme en los "calvos sexys", para ver cómo puedo sacarme partido.

Como decía antes, siempre, a excepción de mi etapa sarumai, he ido con la cabeza rapada. Me las prometía yo muy feliz con mi mata de pelo. Desde que mi pelo sucumbe al paso del tiempo, a veces me rapo, a veces me hago un corte de pelo más moderado. Si me decanto por la primera opción, suelo hacerlo en casa, pues así ahorro a pesar del engorro que supone barrer y fregar el lavabo. Si me decanto por la segunda opción suelo ir a Manolo.

Manolo es el peluquero de mi calle. Tiene una peluquería de las de toda la vida, sólo de hombres, con su tradicional cilindro tricolor imitando a la bandera francesa, llamada Manolo. Siempre que pasas por delante de la peluquería Manolo, verás a Manolo cortando el pelo. Manolo nunca está con los brazos caídos. Si entras a cortarte el pelo, Manolo estará trabajando, con uno o dos clientes esperando, y además te dirá "están estos dos caballeros y otros dos después que se han ido a dar una vuelta". Ahí es donde empiezas a contar con los dedos y a multiplicar por diez euros que es lo que vale el corte de pelo, y te dices "Joder con el manolo". De vez en cuando, si no quiero raparme y/o no me apetece recoger todos los pelos del cuarto de baño, me bajo a Manolo, me corto el pelo y me arreglo la barba. Que te arregle la barba un barbero debe ser el equivalente masculino a un tratamiento de belleza en las mujeres. Te reclina el asiento, te pone unos algodones en los ojos, y empieza a recortarte la barba. Luego saca una de esas navajas antiguas que me encantan y empieza a perfilarte la barba con precisión milimétrica. Al final te pregunta si quieres after shave del fuerte o del flojo "del flojo, por favor" -respondo-, y siempre hay algún parroquiano mayor que se ríe y te dice "pero no seas mariquita, chaval" y yo, a pesar de que me ha llamado mariquita, me veo reconfortado porque a pesar de mi calvicie apostilló lo de chaval.

El primer día que fuí a Manolo hice gala de todas mis habilidades sociales y empecé a compadrear con él. En un momento dado le dije "esta calva, tiene mala solución, no?" y Manolo que es calvo, dijo "buah, eso no es nada hombre". Salí de Manolo con el pelo cortadito pero no rapado y la barba perfectamente alineada, amén de 18€ menos en el bolsillo (10 por el pelo y 8 por la barba).
Lamari me vio y lo primero que me dijo es que parecía José Manuel Parada (?). Que te diga esto tu novia no es muy agradable, aunque lo peor estaba por llegar. Esa misma noche, lamari y yo estábamos acurrucaditos en el sofá de casa. Yo me amodorraba en sus pechos y ella me acariciaba el pelo con instinto maternal.

- ¿qué es esto? -dijo lamari-
- ¿El qué? -contesté-
- Pues esto.

Acto seguido lamari soltó una estrepitosa risotada mientras sujetaba en su mano un mechón-ensaimada de pelo que el bueno de Manolo, más por deformación profesional que por deseo explícito del cliente, había tenido a bien dejarme en las postrimerías de la coronilla para que me lo pudiera enroscar en la misma y tapar lo que vulgarmente se conoce como el cartón. Me cagüen Manolo y todo lo que se menea!!! Lamari tuvo que coger unas tijeras y acabar lo que Manolo no acabó. Esto fue gratis, claro.

Me he visto en la obligación de escribir este post porque Pinkocha mide lo que mide, y sacándome 7 cm. tengo la seguridad de que percibiría mi tonsura. Ely y María quizás no se darían cuenta, aunque verían con mayor facilidad que actualmente no se sabe patronar y que los botones de las camisas talla s hacen un extraño efecto y se abren como si quisieran romperse. PORQUE YO NO ESTOY GORDO, ES QUE AHORA NO HAY PATRONISTAS COMO LAS DE ANTES!!!.

En cualquier caso, si lamari dice que tengo cuerpo 300, no voy a ser yo quien le lleve la contraria, pero nada de cuerpo D&G. Calvito y con panza. Natural como la vida misma.

lunes, 20 de julio de 2009

Publicidad

Cuando era adolescente, estaba completamente fascinado por los anuncios.

Supongo que sería por aquella época cuando la publicidad empezó a cambiar y los anuncios se convirtieron en minicortometrajes historiados que me hacían vibrar. Por aquel entonces veía el televisor con la esperanza de que los anuncios llegaran pronto, pero mi padre comenzaba a hacer zapping y yo le gritaba que no lo hiciera, que lo dejara dónde estaba porque me gustaba ver anuncios "tú eres gilipollas chaval. Cuando seas padre comerás huevos", decía. Yo le odiaba por momentos y me prometía a mí mismo que el día que tuviera hijos jamás les diría tal frase, por otro lado incompresible, pues por aquella época yo ya podía comerme dos huevos.

Cuando estaba a solas hacía "zapping inverso", es decir, cambiaba compulsivamente de canal hasta encontrar anuncios, a menos que me topara con la "mama chicho" o con "ay, qué calor", en cuyo caso, presa de la excitación hormonal, dejaba para deleite de mi calenturienta mente adolescente.

Por aquel entonces quería ser creativo de publicidad. Después vendría lo de ser arqueólogo, historiador, filósofo y, finalmente, psicólogo. Pero en aquel momento lo de la publicidad me tenía enganchado. A ello ayudó, supongo yo, ver aquel fantástico anuncio de levi´s hecho con muñecos de plastilina y aquella canción de shaggy.

Lo cierto es que levi´s siempre ha tenido una tradición publicitaria que me ha encantado, como por ejemplo la época de eric flat, el muñeco amarillo que bailaba a ritmo de chunda chunda. Si buscais en youtube a este simpático personaje, veréis que levi´s realizó bastantes anuncios con él, aunque en España no se emitieron ni la mitad. Tal era mi fascinación por este personaje, que tuve uno hasta que Inú decidió que, o bien era muy simpático, o bien estaba muy bueno. El caso es que un día Eric estaba destripado y sin ojos e Inú me miraba orgullosos como diciendo "mira que curra le he dado". El caso es que Inú estuvo mucho tiempo con Eric hasta que mi madre, harta de barrer restos, tiró el escaso tejido amarillo que quedaba de él.

En aquella fiebre publicitaria, investigaba y veía festivales de publicidad a altas horas de la mañana. Allí veía anuncios de todas las partes del mundo y descubría que argentinos, brasileños y españoles eran los mejores.

Cuando se me pasó la fiebre, me dediqué a otros menesteres. Actualmente hago zapping, pero si no lo hago tampoco me importa, aunque creo que el nivel de la publicidad ha bajado bastante.

Actualmente me gustan los de coches. BMW siempre ha sido un crack en esto de la publicidad, especialmete con aquello de ¿te gusta conducir?. Adoraba el de la mano por fuera de la ventanilla meciéndose al viento. Pero lejos de estos anuncios de automóviles, reconozco que los de bebidas espirituosas están calando hondo. Me encanta el de heineken, el de las chicas que gritan histéricas ante el vestidor de su amiga hasta que oyen berrear a sus novios ante la nevera de su amigo. y como no, los de mixta. El de piedra papel o tijera me parece de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Y es que después de una época en la que los anuncios eran verdaderas obras de cinematografía, una vuelta a lo básico, e incluso a lo casposo, me hace gracia. Así, también soy capaz de disfrutar viendo los de fanta, que mucha gente los odia pero yo me descojono.

Últimamente me ha hecho mucha gracia el de fabada litoral, pero no puedo dejar de lado los cutres como los de "he venido desde el futuro..." (es imposible encontrarlo en youtube, pero vamos, es ese en el que aparece una tiparraca con el pelo azul y dice que ha venido desde el futuro para limpiar manchas. Yo, cuando veo estos anuncios, siempre me imagino al creativo explicando su idea y me mondo, porque debe ser un momento super absurdo. Sé que los anuncios de detergente tienen que ser cutres porque el target al que van destinado así lo exige, pero... ¿de verdad tienen que serlo? En Japón no parece que piensen igual.

Por lo general, prefiero esos anuncios que te dejan embelesado y que aunque los veas 200.000.000. de veces, no sabes que te anuncian. Aquí os dejo una selección que he encontrado de anuncios divertidos. Espero que los disfrutéis.


A decir verdad, no entiendo por qué he posteado sobre publicidad.

lunes, 13 de julio de 2009

7 de julio, San Fermín.

"A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón,
nos guíe en el encierro, dándonos su bendición".

No recuerdo desde cuando tengo la costumbre de levantarme antes de las 8:00 de la mañana para ver los encierros de San Fermín. Cuando vivía con mis padres, lo hacía en compañía de mi padre, pero ahora los veo solo.

No soy ni antitaurino, ni protaurino. Sencillamente, las corridas de toros no me gustan, nunca las veo, me dan igual. Si tuviera que decantarme por alguna opción, probablemente estaría a favor de las corridas porque creo que es algo que nos define como nación (aún a riesgo de que esto nos pueda dejar en el extranjero como un pueblo bárbaro), aunque a decir verdad solo me gusta el primer tercio, el del capote, porque creo que es el único en el que se juega limpiamente ya que el toro no está picado ni banderilleado y puede embestir con toda su fuerza. Sería el único tercio en el que se jugaría en "igualdad de condiciones".

Por mi profesión estoy acostumbrado a ver sufrir a la gente, y más o menos tengo callo hecho en este sentido, pero no puedo ver sufrir ni a los niños ni a los animales porque se me encoge el alma. Quizás sea este el motivo por el que no me gustan las corridas de toros, porque me duele ver sufrir a esos hermosos animales, aunque, paradójicamente, repito que no estoy en contra de la fiesta nacional.

Cada vez soy más biologicista, es decir, digamos que cada vez estoy más convencido de que somos animales. Racionales, pero animales. Y como tal nos comportamos. Y como somos los más listos, pues hacemos muchas cosas buenas y muchas otras animaladas: hacemos guerras, torturamos, violamos, matamos, pegamos, pensamos cosas extrañas, tenemos fantasías lúgubres, en soledad hacemos cosas raras, robamos a nuestros amigos y familiares, nos matamos por metros cuadrados, matamos a nuestro objeto de deseo (mujer) si se va con otro, etc. En conclusión: por muy racionales que nos creamos, al final tenemos un instinto asesino o de muerte con el agravante de que tiene un componente racional que en muchas ocasiones dejamos de lado. Luego, no ha de extrañarnos que si entre nosotros mismos nos hacemos estas burradas, qué no haremos con otras especies animales que son todas inferiores a la nuestra en lo que a raciocinio se refiere.

Los antitaurinos muchas veces se muestran exaltados, y de buena gana, en alguna ocasión he oído decir, que matarían a los toreros (?). Hablo, obviamente, de antitaurinos descerebrados, pues tanto de un lado como del otro, he tenido la suerte de oír comentarios muy inteligentes de por qué sí y por qué no.

La gente del toro dice amar al animal. Yo lo creo. Creo que, mejor que nadie pueden apreciar la belleza que esta especie ofrece. Que luego los lidien, eso es algo que yo no puedo explicar, pero creo que realmente aman a los toros. Y los toreros más que nadie, pues seguro que en el tiempo que dura esa baile de la muerte que es la lidia, establecen un trance y una comunión con el animal. Un diálogo difícil de entender por alguien que nunca bailará esa macabra danza.

Los antitaurinos dicen que el animal es humillado y ahí yo no puedo estar de acuerdo. En primero de carrera teníamos una asignatura llamada psicología del aprendizaje animal. Esta asignatura trata de explicar la conducta humana a través de una explicación conductual según se avanza en la escala filogenética. Así, se hacen experimentos con palomas, ratas, gatos, perros, primates, y luego se aplican leyes de conducta a los humanos. La conclusión es que no distamos mucho del resto de animales y nuestra conducta puede ser moldeada por cuatro leyes, a saber: refuerzo positivo, refuerzo negativo, castigo positivo y castigo negativo. En definitiva, no estamos tan lejos como nos gusta creer del resto de animales y somos fácilmente adiestrables. Por qué si no hay gente que es presa de una secta? por qué si no un tipo bajito, austriaco, moreno, y de ascendencia judía convenció a todo un país que no era el suyo -Alemania- de que eran una raza superior y había otra totalmente inferior -de donde él provenía- a la que había que exterminar? Por qué si no una mujer maltratada aguanta una y otra vez las embestidas de su pareja? Por qué esas mujeres que dicen "yo? yo no aguantaría ni una". Y al final aguantan una, dos, tres? Por qué hay hombres que aguantan el maltrato psicológico de sus mujeres una y otra vez? y también el físico mucho más sutil? Porque somos más parecidos a los animales de lo que nos gustaría. Porque es "fácil" malear nuestra conducta. Porque no somos tan superiores ni tan civilizados, aunque tenemos lenguaje y por ende tenemos conciencia, pero el resto de animales???

Como decía antes, en primero de carrera tuve esa asignatura en la que tenemos que estudiar mil y un experimentos en ocasiones crueles y despiadados para poder llegar a entendernos. En psicología, los estudiantes somos muy guays, muy cools, muy hippies, muy concienciados, y muy jovenzuelos e impetuosos, por lo que en una de las clases una compañera soltó una arenga en pro de los derechos de los animales, y el profesor, que era un catedrático un poco entrado en años, sarcástico y con un humor bastante negro dijo:

"Si tanto quiere a los animales, entiendo que se pondría en su lugar y se dejaría abrir el cráneo para colocarle unos electrodos en el cerebro y permitir que la ciencia avance, no? sin duda iríamos más rápido" Ella contestó que no, pero que no le importaba que la ciencia no avanzara si para ello los animales tenían que sufrir. Él se quedó en silencio mirando por la ventana, se mesó los cabellos largos y blancos (como buen psicólogo lucía pelo largo y barba) en un gesto que hacía mucho y entre dientes dijo "el día que me jubile voy a hacer un show de órdago y a brindar con champán por no tener que oír tanta gilipollez" luego miró a la platea y dijo: "Si alguno de ustedes es capaz de demostrarme que un animal, a excepción de los primates, tiene conciencia y/o inteligencia, yo me retiro de la cátedra y se la cedo con gusto". Para él, toda conducta animal solo era explicable en términos de condicionamiento pavloviano. Tan seguro lo dijo que aunque yo haya vivido varios años con Inú, el perro de mis padres, y yo tuviera la certeza de que sí que tenía sentimientos, a veces lo miraba y pensaba "tendrá este perro conciencia de vida y muerte? estará contento? triste? o será todo condicionamiento?".

Con el tiempo he llegado a pensar que sí que sufren o tienen sentimientos de alegría, tristeza, angustia, pero a un nivel muy primitivo. Nosotros sufrimos o nos divertimos porque tenemos lenguaje, éste nos hace tener un pensamiento, y esto nos hace llegar al sentimiento. Desde aquí, desde esta perspectiva, lo más que puedo llegar a pensar es que los animales pueden tener unas emociones muy básicas y toscas, pero nunca conciencia. ¿qué hace un perro, vivir o sobrevivir? esta pregunta se la hago algunas veces a mis pacientes, y el 95% suelen responder "depende: si es un perro vagabundo sobrevive, pero si es un perro de una familia acomodada vive felizmente" y entonces yo les digo "lo que quieres decir es que el perro vagabundo va por ahí como diciendo "ay, me cago en mi puta vida. Fíjate que desgraciado soy que tengo que rebuscar entre la basura para alimentarme", y por contra, el perro de una familia acomodada debe tener un pensamiento del tipo "joder, qué suerte tengo. Todo el día calentito, comiendo a mesa puesta, con mi collar que tiene un colgante en forma de hueso color oro con mi nombre, etc." Entonces ellos vacilan y dicen "pues ahora no sé" y yo les acabo diciendo que el perro simplemente vive el momento y que no tiene conciencia de vida o de muerte; que es más, puede que se encuentre un perro vagabundo y el perro de Julio Iglesias que puede llevar un collar de diamantes y una gabardina de chanel y que pueden jugar o incluso procrear, porque ni siquiera tienen conciencia de clase. Entonces, si el toro está por debajo del perro en la escala filogenética, difícilmente podrá estar pensando que es humillado o torturado. Supongo yo que él lo interpretará toscamente como una lucha, y como un bravo guerrero se comporta y hace lo que tiene que hacer por instinto sin pararse a pensar "espera, este tío tiene un trapo con el que me está vacilando. Se va a cagar. Ahora paso del trapo rojo este y le meto los cuernos por el culo". Es más, es que dudo de que incluso sepa que tiene cuernos y puede matar.

El caso es que los san fermines me gustan porque es el hombre contra el animal. Puro. Tú corres y yo corro. Yo soy el ser superior y me pongo delante tuyo a sabiendas de lo que tú puedes hacerme. Simplemente. Puro. Correr. Esquivar. Puro. No creo que el toro, que no tiene lenguaje, y que por lo tanto difícilmente puede tener pensamiento, vaya corriendo por Estafeta o Mercaderes diciendo: "Lo que hay que aguantar. Estos mamones me levantan pronto y me ponen aquí a correr detrás de ellos que van vestidos de blanco y con un pañuelo rojo al cuello (?). Hoy estoy de buen humor así que correré hasta los chiqueros de la plaza y me tumbo a echarme un sueñecito y paso de esta humillación pública." O la versión toro cabreado que diga "me habéis hecho madrugar? y además me hacéis corre aquí como un gili? pues os vais a cagar. Ahora me corto de la manada y a meter cornadas a diestro y siniestro para que se os quiten las ganas de humillarme". Me gusta san Fermín porque el toro corre y el humano corre. No sé muy bien por qué, pero siempre tomo partido por el toro y me gusta cuando atropella o le da un sustillo a alguien. No me gustan las cornadas feas o que maten a alguien como ocurrió el otro día. Sin embargo, me impresiona la fuerza de estas bestias, que te cogen con un pitón y con un leve movimiento de cabeza son capaces de levantar tres metros a un humano de setenta y pico Kilos. Me impresiona que Capuchino, el toro que el otro día mató a ese chaval de Alcalá de Henares, siguiera corriendo sin tener conciencia de lo que acababa de hacer. Y más me impresionó, por lo incompresible, que cuando este mismo toro fue lidiado esa tarde, la gente lo abucheara (?). ¿Realmente esto es una acto inteligente? ¿Qué espera la gente? ¿que el toro diga "ay mi madre, me están abucheando por lo que he hecho esta mañana. Claro, si es que me he portado muy mal"? ¿Esto es ser una especie superior?¿abuchear a un toro? No sé, a veces somos igual o más gilis que otras especies que están por debajo en la escala filogenética.

Me gustan los encierros de San Fermín. Me gusta el toro como animal. Me gusta ver al hombre contra la bestia en estado puro. No me gusta ver sufrir a los animales. Entiendo y acepto la ley de la naturaleza que nos hace más listos, pero que en ocasiones nos hace más bobos y tenemos que aceptar que hay criaturas que aunque menos inteligentes, pueden destrozarnos con tan solo rozarnos: toros, tiburones, serpientes, tigres, osos, ...


Quizás este post levante controversias, pero no es mi intención. Simplemente es mi opinión, tan válida como la de cualquier otro. No sé explicar por qué, pero no puedo ver sufrir a los animales y sí a los seres humanos. No sé explicar por qué, pero no estoy en contra de las corridas de toros. No sé explicar por qué, pero me gustan los san fermines. No sé explicar por qué a veces somos tan tontos de correr delante de un toro y luego abuchearlo porque ha matado a una persona, y mira que siento esto último.

lunes, 6 de julio de 2009

Demasiado majo...

El año pasado en Coruña, fuimos a comer a un sitio regentado por un tipo apodado por nosotros mismos como el "fuck me". El origen de este alias se remonta a la primera vez que cenamos allí, hará ahora dos años. Estábamos unos 8 españoles y otros tantos ingleses. Nos empezó a atender un venerable galleguito que no dominaba el inglés, pero de repente salió un gallegazo gigante, de unos 40 años, que con gracia y ligereza comenzó a decir "how many beers? one, two, three, four, five..." Yo pensé que sería el típico enrollado que solo sabía contar en inglés, decir, beer, quizás beef -que se parece mucho a cerveza- y poco más. En estas estaba cuando uno de los ingleses le habló a toda pastilla (yo no entendía nada. Sí, yo no se inglés), y él respondió: Fuck me, men. Ojiplático perdido le pregunté a S. -inglés que habla español- qué había ocurrido en esa conversación, y me dijo que el inglés le había dicho que tenía un acento inglés perfecto y que el gallegazo había respondido que "claro, tío". "Pero él no ha dicho fuck me?" -pregunté-, "Pues eso, que me jodan, pues sí, pues claro" -respondió S.-. Desde entonces, cada vez que vamos a ese sitio, que no sé cómo se llama, y que está en mitad de un carreteril gallego, siempre decimos que vamos al fuck me.

Como decía al principio, el año pasado fuimos al fuck me. Nos atendió el fuck me. El Fuck me es demasiado majo. El fuck me es demasiado atento. Fuck me aparece cada 3,24 segundos por la mesa y repite incansable: ¿qué tal? ¿todo bien? ¿os gusta? ¿todo en orden? Por favor, cualquier cosa que necesitéis, cualquier cosa que no esté a vuestro gusto, no dudéis en decírmelo. Luego hace una especie de reverencia como circense y yo, interiormente, digo: ale hop.

El fuck me es un sitio muy, muy, muy, recomendable, con la única objeción de que el fuck me persona esté cada 3,24 segundos repitiéndote la cantinela descrita unas líneas más arriba. El año pasado M. me decía: "Joder, qué pesado. A mí es que estas personas tan amables me hacen desconfiar". Y yo asentí porque me ocurre exactamente lo mismo.

Ayer lamari y yo volvimos de una boda en Cantabria. Cuando hicimos la reserva de la casa rural, todo en la página web resultaba idílico. Escribí un mail muy correcto preguntando por la disponibilidad de fechas y demás. Recibí una contestación muy cercana y amable. Qué tío más majo -pensé-. Nos escribimos varios mails hasta que formalizamos todo, y mi percepción era de que realmente el dueño de la casa era un tipo excepcional.

El viernes, después de casi 500 Km., llegamos al pueblo en el que tenía lugar el enlace. Aparcamos y por allí apareció mi interlocutor cibernético con sonrisa profidén preguntando "¿Rub, verdad?". Pues sí, era yo. El tío nos cogió la maleta, nos pidió los DNI, nos dio horarios de desayunos, nos indicó el lugar de fumadores, y nos enseñó la habitación. "Coño, esto no se parece ni de lejos a lo que aparecía en la página web. ¿Y este olor a humedad? Claro, como la red no tiene olores. Será el clima cántabro". Pensé todo esto en aproximadamente 3,24 segundos. Lo justo por si fuck me aparecía por allí a preguntarme si todo estaba a mi gusto. Y menos mal que no apareció, porque tendría que haberle dicho que no. Fuck me no apareció y yo le dije al tipo de la casa rural que todo estaba perfecto.

20 Minutos más tarde fui a firmar la formalización de la reserva, y esto me llevó como una hora, porque el tipo se me puso a hablar y a contarme que él era profesor y urbanita, pero que lo dejó todo y se montó la casa rural, pero que no todo era tan idílico como se suponía. Me contó sus problemas con el Banesto, con la compañía de electricidad, con el alcalde, con los vecinos y las lindes, con los de la consejería de medio ambiente, con los de las aseguradoras, y de postre empezó a hablar en abstracto sobre el conflicto vasco y yo no entendía qué quería decir. Lamari, mientras tanto, se había cambiado, puesto el bañador, se había dado un baño en la piscina, secado, vestido y se tragó unos 20 minutos de conversación y el intento de convencimiento del tipo profidén para que se montara una casa rural en su pueblo.

Este tío era demasiado majo, con el agravante de que los tíos majos no se llevan mal con todo el mundo y este sí. Con el agravante de que el tío profidén nos contó que todo el mundo que iba a la casa rural poco menos que se iba llorando de la pena que les daba dejar la casa y yo, que soy muy refranero, enseguida pensé en aquello de "dime de qué presumes...".

A la mañana siguiente nos dirigimos a desayunar. En Coruña, en Carral, hay una casa rural que es a la que vamos siempre, llamada Costa da Egoa. Independientemente de que los dueños, Suso y Rocío, sean encantadores, y la casa, sin grandes lujos, sea muy acogedora, el desayuno es el paraíso: un litro de zumo de naranja natural, croissant, sobaos, tarta de Santiago, queso con membrillo, 2 rebanadas de pan de hogaza tostadas con mantequilla y mermelada, y café a discreción. Rocío, además, te perdona que te levantes más tarde y siempre te atiende de mil amores sin resultar pesada. Nunca te pregunta si todo está a tu gusto, simplemente porque eres tú el que le dices que todo es espectacular. Rocío es solícita, amable, encantadora. Siempre está dispuesta y siempre sonriente. Por contra, el tipo profidén de Cantabria, te vende una moto espectacular, y cuando vas al desayuno, te encuentras con una copita de zumo envasado, café con leche para media taza, una rebanadita de pan, un croissancito duro, una palmerita rancia, y un sobao sin envoltorio, pero que tú sabes que es de repostería Martínez. Y a mí, que me pongas en Cantabria un sobao de repostería Martínez, pues me toca los cojones. Total, que los dos días hemos tenido que ir a redesayunar fuera.

Yo soy muy refranero, de hecho, siempre digo que si lo llego a saber, en lugar de estudiarme la carrera, me estudio el refranero, pues ahí están todas las soluciones a los conflictos psicológicos. Fuck me es un pesado, pero al sitio no hay que dejar de ir porque merece muy mucho la pena. Rocío y Suso son adorables, y si bien la casa rural no está en un entorno paradisíaco, el trato y el ambiente, obvian el entorno (y ojo!!! que el entorno tampoco desmerece). Sin embargo, esta casa rural cántabra, habría que quemarla, aunque igual, con tantos enemigos como tiene este tío "tan majo", cualquier día nos enteramos de que así ha sido, con lo que parece más prudente retractarse y decir que igual se arruine.

El caso es que a mí me gustaría que hubiese un refrán que empezase diciendo "Demasiado majo..." y viniera a decir que no te puedes fiar de ellos. Sería algo así como lo antagónico de una frase de dúo kíe, grupo madrileño de rap, que dice "puedes confiar en los hijos de la gran puta porque nunca cambian".

Acepto ideas: Demasiado majo...

jueves, 25 de junio de 2009

Mr. Vodafone y su puta

Hace 11 años adquirí mi primer móvil. Era un maxon llamado elephant porque si lo ponías de una manera determinada la antena parecía una trompa y realmente se asemejaba a un elefante. Lo contraté con movistar que, por aquel entonces, parecía la única compañía que era de fiar.

Yo nunca he sido un gran fan de las nuevas tecnologías, pero hace 11 años trabajaba de camarero en un restaurante (muy recomendable aunque algo caro. Se llama el NO-DO, y no sé por qué les hago publicidad, ya que recuerdo aquella época con estrés infinito) del que salía los viernes y sábados a las dos de la mañana, y el móvil era la mejor forma de contactar con el único amigo que tenía móvil, saber dónde estaban, y desestresarme un rato.

Mi maxon elephant quedó perdido en un bar. Luego vino un motorola ladrillo y luego un nokia. Este último me duró un año justo, justo, justo. A los 365 días se apagó y nunca más quiso encenderse. Desde entonces no quiero ver un nokia ni en pintura. Como llevaba 5 años con Movistar, me acerqué a una tienda oficial y le dije al dependiente: "quiero un teléfono con el que poder hablar y mandar mensajes y por el que no tenga que pagar nada", "pues con los puntos que tienes -contestó él- lo único es este modelo (me enseñó el mismo nokia que me falló y del que nadie quiso hacerse cargo) y pagando... (no recuerdo cuánto era)". Yo insistí en que llevaba con ellos desde el principio y que creía razonable que me regalaran un terminal. Él insistía en que con mis puntos lo único que podía darme era el puto nokia de los huevos y pagando. "pues me cambio de compañía""Pues cambiate". Y me cambié. Aunque claro, mientras se hacía la tramitación, Movistar me llamó y me ofreció un súpermegaarchiortopédicomóvil de ultimísima generación a precio 0. Muy amablemente -porque entiendo que los teleoperadores no tienen culpa de nada- le dije a la chica que me llamó "Con el señor Movistar no puedo hablar, no?""cómo?""Sí, que digo, que con el señor movistar me imagino que no puedo hablar directamente, no?" "No señor. No es posible -y se rió-". "Pues si le ve, dígale de mi parte que hay un señor llamado --------, que trabaja en la tienda de la calle------- que me atendió muy mal, y que creo que esto de ofrecerme a la desesperada lo que yo les pedí en su momento, bueno, ni tan siquiera eso, porque yo les pedí un móvil básico, me parece de un mal gusto y una mala gestión intolerable" "muy bien señor, si veo al señor movistar se lo diré de su parte". Los dos nos sonreímos, colgamos, y yo me fui a un nuevo burdel llamado Vodafone.

Cuando le conté a mi padre lo de Movistar, se emocionó y se fue a una tienda Vodafone a hacer la portabilidad. Cuando le llamó Movistar se quedó con el teléfono de última generación. Esto ha sido una tónica general en la vida de mi padre, y actualmente tiene hasta móviles sin estrenar. Mi padre es que es un poco flipe y compulsivo.

Cuando me fuí a Vodafone hace 6 años, no sabía yo que acabaría siendo una puta de Mr. Vodafone. El idilio empezó bien. Pagaba menos que con Movistar, me dieron un motorola con el que poder hablar y manadar mensajes, amén de hacer fotos, y todos estábamos felices y contentos. Yo firmaba permanencia tras permanencia hasta que conseguí ser cliente oro. Cuando Fernando Alonso fichó por McClaren, sacaron el sharp McClaren y me lo cogí (soy muy fan de Alonso), pero aquel móvil estaba destinado a no quedarse en mis manos. Primero se me perdió en una tienda de sillones y conseguí recuperarlo milagrosamente aunque los vendedores, un poco macarrillas, juraban y perjuraban que ellos no lo tenían. A las pocas horas me llamaron y me dijeron que sí que lo tenían (?). Días más tarde se me quedó en un taxi, y por más que llamamos al teléfono, el taxista jamás contestó. Ojalá se estrellase contra un árbol por ir hablando con mi móvil.

Recuperé mi indestructible motorola que, como ya dije en mi anterior post, no era tan indestructible, pues se me cayó al suelo y se partió en dos. El caso es que en el pasado enero me volvió a vencer la permanencia y claro, Mr. Vodafone aparece para ofrecerme un Nokia descomunal por 9€. No se porque extraño motivo se me cruzaron los cables y dije que sólo lo aceptaría si me lo dejaban gratis y sin firmar permanencia. Me dijeron que eso no podía ser y yo les dije que entonces no me interesaba "pero usted está contento con Vodafone, señor? -me preguntaron-" "Yo sí, -contesté-, solo que me gustaría no sentirme atado y que me tratárais un poquito mejor, es decir, que me regalarais un móvil sin obligarme a firmar permanencia" "Pero se va a ir a otra compañía, señor?""pues no tengo intención""pues en ese caso muchísimas gracias por su atención y que pase un buen día".

En marzo, dos meses después, mi motorola del alma empezó a dar muestras de fatiga. Llamé a Vodafone y les comenté la llamada de hacía un par de meses, para ver qué podían ofrecerme, teniendo en cuenta que era cliente oro y llevaba 6 años con ellos, sin permanencia. Me dijeron que nada, que no había oferta posible por el momento. Que esperara a que me volvieran a llamar cuando hubiera nuevas ofertas, aunque estas tendrían que ser siempre con permanencia. Yo insistía e insistía, y ellos me mandaban de un teléfono a otro. Como una puta de cliente en cliente. Finalmente una chica me dijo que llamara al departamento de bajas que eran los que tenían potestad para ofrecerme ciertas cosas. Esto, habré de resaltar que me lo dijeron una vez que dije que me iba a ir a Orange. Y eso me da rabia, porque siempre es lo mismo: SÓLO TE TRATAN BIEN CUANDO SE VEN ENTRE LA ESPADA Y LA PARED, ES DECIR, CUANDO TE VAS A IR. Estuve toda una tarde llamando al departamento de bajas, pero nadie contestó.

Lamari alucina conmigo y las guerras que emprendo contra, según ella, causas absurdas. Pero a mí me hace gracia todo esto de estar litigando con una multinacional putera, aunque sepa que siempre voy a perder.

Como prueba de mi lealtad, he seguido sin permanencia firmada hasta el día 11 de Junio, el fatídico día en que mi móvil se destruyó y no tuve más remedio que poner el culo para que me la metieran hasta el fondo. Como una buena puta que accede a los deseos más oscuros de su perturbado cliente. Encendí el ordenador, me metí en la tienda on-line, y me pillé un súper móvil con una cámara de 5 megapíxeles (así suplía mi carencia de cámara digital). Al final del pedido decían que iban a tardar 7 días hábiles en traérmelo a casa. Como el día 11 era fiesta, pensé que quizás ese día y el viernes no contaban. Tampoco el sábado. Así que esperé hasta ayer día 24. Ya está bien. Volví a meterme en la página web y vi la opción "seguimiento de mi pedido". Anulado, ponía. Llamé y comenté lo que ocurría. Finalmente, una amable chica argentina me explicó lo que pasaba. La conversación fue algo así. T= Teleoperadora
Y= yo

T- Lo que ha ocurrido es que usted no ha enviado el mensaje de confirmación.
Y- ¿Mensaje?¿Qué mensaje?
T- ¿Cuando usted tramitó su pedido no le llegó un mensaje en el que le pedíamos que confirmara su pedido?
Y- ¿Que me llegó? ¿adónde?
T- Pues a su teléfono, señor.
Y- Ya, verás, es que yo pedí un teléfono móvil porque se me rompió el que tenía, entonces, evidentemente, yo no he visto ningún mensaje.
T- Pues agarre su tarjeta sim y póngala en otro terminal para enviar el mensaje confirmatorio.
Y- Pero dónde quieres que meta la tarjeta sim?
T- Pues en otro terminal de Vodafone. ¿No tiene otro terminal?
Y- Pues no, no tengo otro terminal de Vodafone.
T- Pues entonces, lo que tiene que hacer, señor, es agarrar su tarjeta sim, acudir a su tienda Vodafone más cercana y que se lo inserten allí en otro terminal para que confirmen el mensaje.
Y- Espera, espera. Me estás diciendo que tengo que ir a una tienda Vodafone, que confirmen el mensaje, y esperar otros siete días hábiles a que me llegue el pedido.
T- Eso es, señor.
Y- O sea, que precisamente lo pido por internet para no ir a una tienda, y ahora me decís que, de todos modos, 11 días después, y gracias a que se me ha ocurrido mirar el estado de mi pedido, tengo que acercarme a una tienda y volver a esperar otros 7 días!!! Yo alucino un poco, porque claro, se os podía haber ocurrido pensar que la gente pide móviles porque se les rompen.
T- Es que no hay otro modo, señor.
Y- Bueno, no tengo permanencia firmada ahora mismo, no?
T- No señor.
Y- Me puedo ir a otra compañía tranquilamente entonces, no?
T- Si lo desea señor -dijo con un tono de voz notablemente más apagado-.
Y- Pues nada, muchas gracias.
T- De Nada, señor. Puedo ayudarle en alguna otra cosa?
Y yo sé que esto último lo tienen que decir de manera protocolaria, pero a mí me pareció increíble, pero lo que me reí quedamente y le dije "no, no, muchas gracias".

Así que además de puta, pongo la cama. Esta mañana he ido a una tienda Orange. La chica era muy amable y me lo ha pintado todo muy bonito. Parece un buen cliente que no me va a pedir cosas raras, pero seguramente, antes o después, me pedirá cualquier tipo de aberración y volveré a sentirme puta de baja calaña.

Lamari se desespera conmigo y dice que mi guerra solo me ha llevado a un gasto de energía inútil, pero yo me veo vencedor en una guerra moral y ética.

Mr. Vodafone huele mal y me ha dado asco acostarme con él. Es duro ser puta.

martes, 23 de junio de 2009

Objetivo medio cumplido.

Desde que empezó este año llevo retrasando citas y dando esquinazo a todo el mundo. Me reservo ciertos huecos para íntimos con problemas y mi ahijada O, que si pasa mucho tiempo hasta que la vuelvo a ver, su reducido cerebro de cachorro humano ha borrado mi imagen y tengo que tratar de implementarla de nuevo intentando que la configuración estimular sea lo más agradable y divertida posible.

- Pero por qué no sales? -me decían-.
- Porque tengo que estudiar para aprobar el máster.
- Pero cuando tienes el examen?
-el 20 de junio.
-Joder, macho, pero si te queda un huevo.
- Y un huevo es lo que tengo que estudiar...

Ya está, y ahí se zanjaba la conversación. Lo cierto es que en ese sentido no tengo muchos problemas de asertividad. Como cuando estoy de marcha y a eso de las dos de la mañana, yo, que soy abstemio, decido que la noche y sus habitantes se están poniendo tontos (demasiado para un sobrio), y me decanto por la camita. Entonces llega el bandarra con el que no has hablado casi en toda la noche y te dice "ya te vas? pero si esto acaba de empezar. No, no, no... tú no puedes irte. No te vas, qué vá..." Y entonces le digo algo así como "que no? mira como me voy"; y me voy...

El objetivo de este año era aprobar el máster. El sábado, por fin, hice el dichoso examen correspondiente a los dos años. 4 horas de examen, unas 20 asignaturas. Ahora queda esperar la nota, por eso el objetivo está medio cumplido. Espero aprobar y que el objetivo se cumpla del todo porque, sinceramente, me he sentido como en selectividad: me levantaba a las seis de la mañana y estudiaba hasta la hora de irme al trabajo. Puentes, fiestas y fines de semana hipotecados confinados en el cuarto de estudio. El sentimiento el de un león enjaulado que da vueltas y vueltas por su sórdida jaula presa de la desesperación por no poder correr. sólo deambular. Pero ya está hecho y ahora estoy aquí, sentado en el sofá, con el portátil sobre las piernas, actualizando el blog que me parece un acto de libertad: poder escribir sobre lo que te apetezca sin pensar si estará bien o mal, simplemente escribiendo y dejando que te salga libre.

Ya he visto que en todo este tiempo todos vosotros habéis innovado en vuestros blogs: tenéis premios, os habéis descargado embrujos de Lamari, os habéis apuntado a concursos de bloggers, habéis actualizado cada dos por tres, tenéis preciosos contadores, fotos súper chulas, nuevos blogs incluidos en la lista de vuestros preferidos o de aquellos a los que queréis echar una mano dándoles un pequeño empujón a través de la visibilidad, etc. Y yo...? Yo sigo con mi blog primitivo; casi como al principio. Y creo que así va a seguir, pues cada vez que veo a lamari implementando soluciones nuevas a su blog me entran los mareos de la muerte.

Lo más impactante que me ha ocurrido en los último tiempos es que se me ha roto el móvil. Yo tenía un motorola de hace unos 5 ó 6 años que resultaba indestructible hasta que se destruyó. Se cayó al suelo y saltó en dos pedazos (es lo que tienen los móviles con diseño de concha). Siempre que había ido a renovar el móvil le había dicho al de la tienda que quería un teléfono con el poder hablar y mandar mensajes. No quería nada más, porque las nuevas tecnologías me dan pereza. La última vez que fui a cambiar de móvil el dependiente no me dejó hablar, simplemente se limitó a soltarme un monólogo sobre las bondades tecnológicas que incluía el móvil, que duró unos diez minutos. Cuando acabó, me puse muy serio y chulo y le dije:

- con este móvil puedo hablar y mandar mensajes?
- Cómo?
- No sé, es que me has soltado un rollo tremendo de todas las cosas que hace pero que, sinceramente, me dan igual. Yo lo único que quiero es hablar y mandar mensajes y como no has dicho nada de que pueda hacerlo con este móvil, por eso te lo pregunto.

Se quedó muy callado y contrariado y finalmente dijo "claro..., claro que se puede hablar y mandar mensajes". "pues entonces sí que me lo llevo".

Por lo visto soy cliente oro de Vodafone (es lo que tiene estar 5 años sin canjear puntos), y tenía derecho a un súper móvil de manera gratuita. Y eso es lo que me he pillado, un móvil que no tiene ni teclado, sino que es todo táctil. Todavía estoy esperando a que me lo envíen a casa, que desde el 11 de junio que lo pedí ya está bien. Ahora tengo tiempo para poder estudiarme las instrucciones con calma y... eso me da una pereza...!!! De hecho, si lo pensáis, los picólogos, aunque seamos una profesión cualificada, somos de los únicos o de los pocos que trabajamos sin ordenador. A mano, como la en la old school.

Para distraerme en los ratos de descanso de estudio, me dedicaba a una de mis aficiones: mirar pisos por internet. Este mundo necesita un post aparte, pues tiene desarrollado un código propio que he conseguido descifrar, son esas palabras claves que están insertadas "casi entre líneas" dentro de parrafadas enormes como para pasar inadvertidas y que piques, pero claro, las fotos son las fotos, y ahí sí que no hay forma de esconderse. Las palabritas claves objeto de mi concienzudo plan de descodificación son las de "acogedor, entrañable, ideal parejas, mejor ver, etc" que ahora ya sé que no traen nada bueno consigo.

Bueno, ahora queda una tensa y larga espera hasta el 15 de Julio para saber si he cumplido mi objetivo o no. Si te llaman los del máster antes de dicho día es que estás jodido y tienes que repetir en septiembre. Si no te llaman es que todo ha ido bien, y en mi caso ya podría dedicarme a la consecución del resto de objetivos para este 2009. Uno de estos objetivos, para variar, sería actualizar con una mayor asiduidad. Otro es abrirme un nuevo blog. En este caso sería de Psicología deportiva. No espero que lo visitéis (que si lo hacéis encantado), pero quería compartirlo con vosotras, mis ciber amigas. El objetivo final de este nuevo blog sería desempolvar esta faceta mía de psicólogo deportivo que la tengo un poco apolillada. También tengo como objetivos virtualizar algún curso por internet, darle otro empujón a una nueva faceta, la de formador, y como no, conocer este verano a mis ciberamigas gallegas Ely, María y Pinkocha: A FINALES DE JULIO ESTAREMOS POR CORUÑA!!! Así que una cañas imagino que caerán por el bar de la última. María: apúntatelo en una de tus listas "conocer a lamari y a Rub".

Y en fin, así transcurre mi vida: con mis loquitos en la consulta, con mi móvil nuevo (espero que llegue hoy porque si no me voy a cagar en Vodafone que contento me tienen porque no me cuidan nada en absoluto y he estado más que tentado de irme a orange. Claro, es que sólo me hacen caso cuando se me cumplen los 18 meses de estancia obligatoria y eso me hace sentirme un poco puta), con mi novia que ahora se ha hecho bruja, buena, pero bruja, con el recuerdo de un gatito que se nos coló en casa el viernes por la noche y que resultó ser de los vecinos, riéndome con los anuncios de mixta y fanta, y ahora por fin, sin vivir rodeado de libro y apuntes por todos los lados de mi despacho.

He vuelto con el propósito de actualizar una vez a la semana. ¿seré capaz de cumplir o me estoy marcando demasiados nuevos objetivos?