lunes, 31 de agosto de 2009

culturetas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Exijo desde ¡ya! menos "gafapastismo" y más "manolismo"... Ale, así, para empezar.

Vamos a ver, la cuestión es la siguiente: Ya tengo treinta castañas y a punto de que me caiga una más (y como este post se lo dedico a los manolos como yo: 30 castañas + 1 castaña = 31 castañas. De sobra sabemos que los "gafafastas" han sabido sumarlo al instante. Qué listos que son!!!), por lo que ya se me ha pasado el juego de joven poeta en duelo y eso tiene una serie de repercusiones.

Cuando jugaba a ese juego es cuando estaba en la facultad. Allí, en la facul, máxime en la de psicología, si querías estar en la movida, tenías que jugar este juego. Lo cierto es que como cuando estudias, lo que menos haces es estudiar, sino que estás todo el día tocandote el mondongo, fumándote tus porritos, y espanzurrado por el cesped del campus, pues el ser un poeta en duelo no te supone un problema, más bien al contrario, te hace trabajar un poco las neuronas. Claro, esto es de cajón, porque al no hacer nada, al no realizar ningún tipo de esfuerzo cognitivo (con la salvedad de febrero, junio y septiembre), por algún lado tienes que activarte, así que si te lees un libro - porro mediante- le sacarás un contenido bárbaro a un subtexto que sólo tú has visto bajo los efectos de los estupefacientes, pero que al comentárselo a otro que posiblemente también este bajo esos mismos efectos, te asentirá y podréis echar la tarde divagando sobre si eso es lo que quiere decir el libro o no. Quizás el libro verse sobre la mitología chumeca de horizontes frichisianos o, quizás, quiera hablarnos del holocausto nazi en clave de sol mayor sostenido "porque si te fijas bien, en la página 282 hay sólo cinco renglones, es decir, que el autor ha querido dibujar un pentagrama con las letras. Jooooooooooooooooodeeeeeeeeeeeeer, realmente acojonante".

Luego estaban las películas. Por supuesto, lo primero que tienes que hacer es ir a verlas en VOS ( a ver, manolos, esto significa versión original subtitulada. Ya me he sacrificado yo por vosotros). He de confesar que me costó bastante ir a ver películas en las que tuviera que estar leyendo a la vez que intentaba ver la película, pero fuí, lo conseguí, y..., lo confieso, me gustó. A partir de ese momento tuve que empezar a decir las polleces de rigor "hombre, donde va a parar, una peli en VSO es mucho mejor que una doblada. Ahí es donde realmente se ve actuar a los actores. Además, las películas dobladas siempre están mal traducidas". Durante una época sólo quería ver películas de las denominadas "de autor", que digo yo que todas las películas tendrán autor, no?

El caso es ese, que me tiré unos cuantos años presa de una maldición gafapástica en la que sólo quería ver películas "intimistas" "con un magnífico retrato psicológico de los personajes, cuyas vidas se ven salpicadas por la tragedia de la cotidianidad" "que sin duda pasarán a la historia del cine por su guión básico y minimalista, que remonta el vuelo más allá de la sala de proyección para situar a los espectadores en una atmósfera kafkiana llena de matices alegóricos que, sin lugar a dudas, no dejará indiferente a nadie (siempre y cuando sea gafapasta, claro)". Y llegados a este punto de gilipollez supina, habré de decir, en honor a la verdad, que muchas de aquellas películas me gustaban (¿debería decir films?). Sí, sí, me gustaban. De hecho, y siendo plenamente sincero, a día de hoy me siguen gustando. Me considero fan de Kusturica, por ejemplo. Recuerdo películas que me han conmovido como "El regreso" que es de un ruso que ahora mismo no recuerdo, o "ararat" de Atom Egoyan. Así mismo, también me gusta won kar way, y por supuestísimo, y ya que nos hemos desplazado a lo oriental, soy un fan irredento de takhesi kitano.

Ahora bien, como decía al principio, ya voy a cumplir 31 castañas. Esto lo podemos traducir en que ya no estamos en nuestra época de estudiante, sino que estamos en época de darlo todo dentro del mercado laboral, de demostrar cuanto valemos para poder estar bien posicionados dentro de diez años (ahora es cuando viene el gafapasta budista y sonríe quedamente diciendo: "tienes que vivir el presente, tronco". Pero vamos, que como de un tiempo a esta parte me ha dado por mearme en esculturas y piscinas, pues me mearía encima de este tipo. Es una larga historia que a lo mejor posteo algún día). Seguimos. Como estamos en el mercado laboral, dándolo todo -dicho sea de paso, los que tenemos la suerte de estar en el mercado laboral-, esto, a su vez, lo podemos traducir en que el fin de semana estamos cansados y nos apetece descansar.

Y aqui, señoras y señores, es donde comienza mi drama, porque cuando se me ocurre ir al video club a coger una película, empieza mi particular odisea.

YO LO QUE QUIERO ES ENTRETENERME, DIVERTIRME Y NO PENSAR!!! y cada vez que voy al video club lo primero que me pasa es que empiezo a estresarme. Esto es normal en un tipo que como yo, si estoy un sábado en casa sin hacer nada, puede ver con gusto la película de turno que echen en cine de barrio. Es más, es que me río. Me río mucho con muchas de ellas, y lamari pasa y me mira de soslayo apiadándose de mi pobre cerebrito. Pero me da igual. A lo mejor también me meo en ella un día de estos (Es una larga historia que a lo mejor posteo algún día). Esto es normal en un tipo que como yo, de pequeño era fan de las películas de Pajares y Esteso, y detestaba, y sigo haciéndolo, las sagas de star wars o Indiana Jones (sí, ya sé que es extraño, pero yo no hacía nada para que no me gustaran. No me gustaban y punto).

Entonces, si te haces socio de un video club que se llama ficciones, en el que según entras hay estanterías llenas de películas de directores cuyos nombres tienen 3 vocales y 18 consonantes, y en cuya sección de novedades europeas y mundiales hay películas con títulos tan "sugerentes" como: El color de las cerezas, los limoneros, los perales de hassan hibraim, las tortugas de leopold, el sabor de chien chien, los dioses no rezan, etc. no es de extrañar que el que aquí escribe se empiece a cortocicuitear y no sepa qué elegir. ¿Dónde están esos clásicos como super detective en Hollywood? ¿Y James Bond? ¿La saga Bourne? ¿Karate Kid? Joooooooder, es que os juro que no me apetece nunca cogerme ninguna más allá de las que ya he visto; véase snatch o cuatro bodas y un funeral.

La cuestión es que si me quiero relajar, ese no es el video club adecuado, porque siempre te verás obligado a coger una película que te haga pensar. No sé, es extraño, son películas que según van a vanzando, te van obligando como a formarte una opinión sobre ellas y, al terminar, debes como decírsela al que está a tu lado. Es raro, raro, raro, casi tanto como una peli de David Lynch. Al final me dan ganas de sacar el dvd y mearme en él antes de meterlo en su carátula que, cómo no, lleva una foto de Woody Allen, aunque este sí que me gusta y no creo que diste tanto de las pelis de Pajares y Esteso. Y esto último lo digo completamente en serio. Lo de mearme en el dvd... es una larga historia que a lo mejor posteo algún día.

Entonces... ¿qué hago?¿me cambio de video club? Mi amiga A., me decía que su video club hay una sección de clásicos que tiene super detective en Hollywood y El príncipe de Zamunda (peliculones donde los haya. En serio!!!), pero mi amiga A., a la que quiero mucho y echo de menos en exceso, vive en Tenerife. ¿Me voy a vivir a Tenerife?.

En fin, que ayer fuimos al video club de los cojones y nos vinimos a casa con una película llamada La clase. Es un batiburrillo francés archiortopédico filosofal sobre la educación y las diferencias culturales en la que, sin duda, hay que mearse. Esa es mi opinión.

Y como estoy hasta las pelotas de tanta peli gafapástica, me voy a mear y luego me voy al cine a ver Bruno, porque quiero no pensar y porque estoy hasta las pelotas de decir: ya esperaré a que salga en vídeo, y luego, parece ser, que a mi video club, que debe estar en una suerte de triángulo de las bermudas fílmico, no llegan las pelis comerciales, no vaya a ser que pierdan a su selecta clientela gafapástica.

Tres hurras por Pajares y Esteso. Hip hip...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Desde Beirut con amor...

Este año las bodas se han comido nuestro presupuesto vacacional. Sin embargo me niego, a pesar de ser apodado madrilator por mis amigos, a quedarme en Madrid. Por esa razón, lamari y yo, en vista de que no tenemos recursos económicos, hemos decidido tirar de recursos personales: la imaginación.

Estamos sentados el uno al lado del otro. Ella trabaja en su Mac y yo en mi PC. El suyo es más bonito. El mío es más fácil de manejar. El suyo es sobremesa. El mío es portátil, así que me lo puedo llevar donde quiera.

Nuestra imaginación también es portátil, así que lamari y yo hemos decidido llevarla allí dónde nuestro contexto nos lo pone más fácil: Beirut.

Muy bien, aquí estamos, en Beirut. Podemos oír los ruidos sin dificultad desde nuestro balcón. Hay gritos, sirenas, peleas, máquinas que martillean el suelo, bien en pos de la reconstrucción, bien en pos de la creación de una trinchera o un refugio antimisíles. La atmósfera está cargada de partículas en suspensión que flotan venidas desde el suelo arenoso. También está vestida de un canícula infernal que abrasa los bronquios al respirar. AAAAAAAAAyyyyyyyy, qué bonita es Beirut (?).

Lamari y yo bajamos a la calle a veces, en busca de algún local que permanezca abierto y nos den café. Es difícil encontrar en Beirut un local abierto. Nosotros sabemos que es por las vacaciones, pero nos gusta imaginar que los bombardeos han arrasado los bares que conocíamos. Ahora buscamos otros locales diferentes y entramos, están llenos de guiris, y nos gusta pensar que es la prensa extranjera que, como nosotros, tiene que buscar los únicos bares abiertos. El resto de bares están cerrados o de obras (los bombardeos los habrán machacado y sus dueños tienen que reconstruirlos).

En ocasiones cogemos el coche para ir a por provisiones. La vida en una ciudad en guerra es dura. De eso te das cuenta cuando utilizas un medio de transporte para moverte, porque es entonces cuando recorres las calles llenas de grietas y barricadas. Los obreros se afanan en la pronta recuperación o sanación de las heridas que ha sufrido el asfalto, aún sabiendo que, casi con total probabilidad, dentro de un año, el tramo de ciudad que están reconstruyendo, estará otra vez rasgado de arriba abajo. Como decía moverte es extraño: Hay calles cortadas, prohibidas que antes no lo eran, barricadas rojas y blancas que te impelen a desplazarte hacia un carril en una calle que antes tenía tres. Los coches se atoran, pitan, hay frenazos y acelerones. Todo el mundo conduce un poco por instinto, sin mirar los retrovisores. Se establece un acuerdo tácito en el que todo el mundo mira qué es lo que hace el de delante tuyo, mientras que le pides a Alá (estamos en Beirut) que el que está detrás de ti haga lo mismo contigo.

Si sales a pasear por la noche, cuando la frenética actividad de reconstrucción ha cesado, cuando ya no se oyen los martillos neumáticos, las radiales, las excavadoras, la actividad tampoco resulta del todo agradable. Toda la prensa extranjera anda borracha por las calles llenas de zanjas. El otro día, uno de estos periodistas extranjeros y mamao, cayó en una de ellas situada en la puerta del sol de Beirut. El hecho desató una carcajada generalizada del resto de periodistas que pasábamos por allí. El periodista en cuestión no se lo tomó a mal y también sonrió.

Las partículas en suspensión que se elevan durante el día e impregnan el hotel en el que habitamos lamari y yo, descienden durante la noche. No se puede vestir de negro en Beirut. Por el día porque morirías asfixiado. Por la noche porque vuelves blanco a casa.

Lamari y yo tratamos de buscar un lugar seguro y entero en este Beirut veraniego, pero se nos torna en misión imposible. Vayamos donde vayamos, siempre hay obreros que reconstruyen lo que otros han destruido antes. El alcalde de Beirut manda mensajes tranquilizadores diciendo que va a quedar muy bonita. Se ha empeñado en que las olimpiadas del 2016 se van a celebrar aquí, así que dice que no hay mal que por bien no venga. Yo recomendaría que nadie venga aquí porque bien no se está, sino que se está mal.

Beirut, al menos en verano, es una ciudad incómoda y hostil. Está toda cercenada y abierta en canal. El calor es demencial y la falta de agua dispara los precios de todo. Pasear es una tarea estúpida, pues sólo puedes contraer una insolación o provocarte un esguince. Si decides moverte en coche, puedes acabar con la suspensión rota, un golpe o un rayón en cualquiera de las puertas provocado por una valla o una señal de las que conforman las barricadas, y encontrar sitio es una tarea harto complicada, amén de cara (2,80 cada dos horas en el mejor de los casos).

Tengo la suerte de que un primo mío vive en las afueras de Beirut, y la seman pasada fuimos a visitarlo. No tener ruidos, no tener un calor asfixiante, no tener partículas en suspensión, y tener una piscina, nos pareció el paraíso. Quizás volvamos allí a finales de esta semana.

El año que viene, esperamos que la redacción nos mande a cubrir otra ciudad distinta. Nos conformamos con algo más amable y menos hostil. Una ciudad menos puta y en mejores condiciones físicas. Una ciudad que no esté en la UCI con miles de cirujanos abriendo y suturando en diferentes partes de su anatomía. Hasta entonces, lamari y yo seguiremos aquí, cubriendo las noticias que la redacción nos mande.

Rub para CNN-Blogosphere.

lunes, 10 de agosto de 2009

MINHA TERRA GALEGA

En el noroeste de la península ibérica se encuentra una región llamada Galicia. Esta región es privilegiada en sus paisajes, en su comida, en sus gentes. Es, sencillamente, una región bonita.

Cuando era niño iba de campamento a Jaén (nada que ver con Galicia, aunque guarde miles de buenos recuerdos afectivos de esta otra región), y allí, cantábamos una canción cuyo estribillo era:

Minha terra galega,
a una isla del Caribe,
donde el cielo siempre es gris.

Minha terra galega,
a una isla del Caribe,
donde Dios se echó a dormir.

Y claro, si Dios se echó a dormir allí, si de todo el mundo que él creó, eligió justamente Galicia para descansar, entonces es que Galicia tenía que ser muy bonita -pensaba yo-. El caso es que yo ya había estado en Galicia, pero siendo muy pequeño, por lo que mis recuerdos eran pocos y deslabazados. Recuerdo que me metí en el seat 127 de mis padres como a las 7:00 de la mañana y que llegamos a Galicia de noche. Recuerdo que en las islas Cies mi hermana se hizo una amiguita y mi padre tuvo que estar hablando con el padre de la otra chica durante un buen rato con el agua por las rodillas y al salir tenía los dedos de los pies morados de lo fría que estaba el agua. Recuerdo que en Coruña mi hermana se cayó de un columpio y se quedó inconsciente. Recuerdo que comí raya en un restaurante y me gustó. Y recuerdo que me parecía muy extraño que un pez diera descargas eléctricas y que la que nos servía, según mi padre, era la mujer de Fraga y yo no sabía quién era ese tal Fraga. No recordaba nada más, pero si Dios se echó a dormir allí, Galicia tenía que merecer la pena.

Hace 3 años volví a Galicia para celebrar un cumpleaños de la mejor amiga de Lamari. Fué entonces cuando comprendí porqué al séptimo día Dios se tumbó allí. Desde entonces, por circunstancias diversas, hemos estado yendo todos los veranos. Siempre vamos a Coruña, pero es que además, los padres de la madre de mi ahijada, se compraron un piso en Lugo (en San Ciprián), así que el año pasado también estuvimos allí, y claro, pues igual de bonito. Supongo que de todas las catedrales que le han dedicado a Dios, la que más le ha debido de gustar es la que le ha construido la naturaleza en la playa de las catedrales, aunque esté llena de autocares del imserso y viejecillos que saltan como cabras montesas por entre las rocas para no sé muy bien qué, la verdad. Pero como Dios no es tonto y le gusta mucho esa catedral, la tapa casi todo el rato con el mar para poder disfrutarla en soledad, o tal vez junto a Neptuno, supongo.

Un día cualquiera te haces blogger. Te comenta gente de aquí y de allá. Gente que aparece de la nada y desaparece un buen día. Y esa es la dinámica general de la blogosfera: tienes y no tienes clientes, y eres y dejas de ser cliente de otros blogs.

En mi blog, permanecían fieles 3 bloggers, a saber: Ely, María, y Pinkocha. Lo extraño es que las 3 eran gallegas. Lo extraño es que las 3 eran coruñesas. Lo extraño es que maría y Pinkocha viven al lado y Ely a no mucha distancia. Lo extraño es que estoy empezando a pensar que quizás sean unos angelitos que Dios dejó en Galicia para que nadie le quite el sitio cuando quiera echarse a dormir, o quizás, su misión, sea cuidar de que la belleza de la región favorita del jefe supremo no se vea violada. Quizás. No sé. El caso es que es extraño.


Tanta era la coincidencia, que parecía como si Dios quisiese que nos conociéramos, y el año pasado casi lo hacemos. Supongo que el diablo nos susurró que iba a ser muy embarazoso, por lo que desisitimos presas de un ataque de vergüenza, y regresamos a Madrid con la extraña sensación de que somos un poquito gilipichis (gili de tontos y pichis de madrileños).

Nos juramos que de este año no pasaba. Teníamos que ir a la boda más bonita del mundo, por lo que antes del gran evento, decidimos marcarnos uno no menos importante: conocer a los 3 ángeles gallegos (nada que ver con los de Charlie. Mucho mejor).

Durante la semana antes, lamari y yo teníamos la risa floja de los nervios. También el miedo a ponernos malos y no poder asistir a algo que deseas intensamente (claro, no todos los días puedes conocer a 3 ángeles en misión especial). También, por qué no confesarlo ya que hablamos de Dios, el miedo a romper la magia de la comunicación cibernética.

El gran día llegó. El lugar de la cita era el restaurante que Pinkocha regenta en medio de Coruña. Entramos un poco nerviosos y trastabillados "pasa tú primero""no, no, tú""no, tú""no, por favor, las mujeres siempre primero" y lamari entró. Sólo estaba Pinkocha, que nos reconoció nada más entrar "claro -pensé- como es un ángel de Dios, sabe que somos nosotros. O a lo mejor ya me ha visto la coronilla. No, no, seguro que nos ha reconocido porque es un ángel". Nos presentamos y comentamos la rareza o extrañeza de la situación, pero Pinkocha nos tranquilizó diciendo que la primera vez que quedaron ella, María y Ely, también fue raro. Yo pensaba que lo raro era que si Dios las había enviado en misión especial para preservar Galicia de todo mal, no las hubiese presentado en el cielo antes de mandarlas al noroeste de España. Pero me tranquilicé pensando en aquella frase que tantan veces me habían repetido durante mi infancia: los designios del Señor son insondables.

Poco tiempo después entraron Ely y María. No es que los Ángeles sean elegantes por naturaleza, que también, es que venían de boda (tal vez de bendecir en secreto el matrimonio de Noa). Nos presentamos, nos dimos besos, y hablamos como si nos conociéramos desde hace tiempo. Qué extraño -continuaba pensando-, tengo esta sensación de conocernos porque realmente los blogs te pueden hacer conocer a alguien o es porque son ángeles y lo hacen todo fácil? Y por qué tienen pareja los ángeles si dicen que no tienen sexo? El caso es que sus parejas también son muy majos...¿serán ángeles también?

Nos sentamos a la mesa. Hablamos de manera distendida y amable. Graciosa. Cotilleamos. Marujeamos "que fue de este blogger, y de este otro, y de aquel...". Luego ya hablamos de temas más personales. Mientras tanto, a la mesa llegaban manjares varios. Probamos la famosa lasaña de espinacas de Pinkocha, pero el marido de Ely pidió solomillo y claro, no tuve otra que comerme la lasaña y después me pedí un solomillo también. ¿qué vas a hacer si Pinkocha cocina como los ángeles?

Luego, tras esperar a que Pink saliera de entre fogones, nos fuimos de copas. Acabamos en el casco antiguo, con sus cuestas y adoquines, y su fiesta medieval. Todo el mundo en Coruña se conoce, y cada dos pasos, bien Ely, bien María, bien Pink, se paraban a hablar con alguien "A lo mejor es que son sus ángeles de la guarda" -pensaba de nuevo para mí-.

Al final acabamos tomando mojitos y caipirinhas en una terraza que no era ni del bar del que estábamos consumiendo (?). Galicia es así, supongo, porque eso lo haces en Madrid y el camarero, PUM, te puede abrir la cabeza sin mediar palabra.

Ese fue el momento real, el mágico, en el que ya empezamos a hablar sobre nuestras vidas y contar anécdotas personales. Lamari y yo no teníamos pensado quedarnos más allá de las 12 o la una, porque al día siguiente teníamos que ir al aeropuerto a buscar a una persona a las nueve de la mañana, pero nos quedamos hasta las 4:30. Así de embaucadores son los ángeles...

Pinkocha es alta y guapa. Discreta y excelente cocinera. Conciliadora y suave de formas. Camina de una forma peculiar, como si pensara que no es justo ser más guapa que el resto de la humanidad. Cuando se sienta parece relajarse, y entonces todo con ella empieza a fluir. Se suelta y te regala su tono de voz y sus sonrisas. Es entonces cuando baja al mundo de los mortales y descubres la sencillez del que, perfectamente, no querría ser sencillo.

María es fácil de primeras. Es como una locomotora o una ametralladora. Supongo que Dios le encomendó la misión de hablar a discreción, pero haciéndole entretenida la charla a sus interlocutores. Como yo debo tener una misión parecida, aunque no sé si por mandato divino, ahí estábamos a ver quien hablabla más de los dos; sin olvidar a su novio, que también habla que se las pela y parece que le han puesto chinchetas en el asiento, porque al hablar es como que da saltitos con el culito, pero ojo, que es un tipo excepcional que te da conversación de lo que sea y cuando sea. María es de esas personas que sabes que no te vas a aburrir nunca con ella, que siempre tendrá algo que contarte, interesante o no, pero si es la segunda opción, ella hará que sí que te lo parezca. Es simpática, divertida, y sabes que la podrías llevar a cualquier lado y soltarla sin miedo a que te fuera a joder la vida, pues encandila y embelesa. No sé, es de esas mujeres que te da la impresión de que si se propone algo lo conseguirá.

Ely es como una especie de mezcla entre Pinkocha y María. Es la locuacidad y la discreción a la vez. Está. Sabes que está. Hable o no hable ella impone su presencia. Se sienta recta y aunque no es muy alta es como si estuviera elevada. Ríe y sonríe e inunda el ambiente con un aura extraña. Quizás es que es el ángel más mayor y ha desarrollado más poderes. Su chico, a diferencia del de maría, es más callado. El de María aporta vitalidad y entusiasmo, mientras que el de Ely, aporta serenidad (Con el de Pink, por desgracia y gajes del oficio, no tuve casi trato). Ely no podría tener otro marido, porque son complementarios. María y su chico son muy graciosos, siempre enzarzados en una dialéctica circular. Ely cautiva, pero yo creo que ni ella misma sabe cómo. Supongo que será un poder que no ha aprendido a dominar aún.

Este año no tendré más vacaciones, pues dos bodas fuera de Madrid, se llevan todo tu presupuesto vacacional, pero cuando alguien me pregunte qué he hecho en mis vacaciones, contestaré que ir a la boda más bonita del siglo y conocer a tres ángeles.


jueves, 6 de agosto de 2009

Ventiladores rotos

Su primer ordenador se lo compró una vez comenzado el siglo XXI. Había gente que le decía que aquello era una insensatez, que debería habérselo comprado muchísimo antes, pero él se sentía orgulloso de haber sobrevivido sin computadora durante tanto tiempo, aunque realmente había tenido que hacer virguerías para apañárselas durante la carrera de tal modo que nunca le tocara escribir a ordenador. Esto, sin duda, le hacía tener que esforzarse en buscar mucha más información que el resto del grupo para buscar el groso teórico del trabajo, lo que le parecía un acierto, pues así aprendía más (y el que no se engaña es porque no quiere).

Llegó un momento en el que la situación ya era insostenible. Se fue a los grandes almacenes de su ciudad y se encomendó a una amable y diligente vendedora del departamento informático. Más o menos le dijo "tengo que comprarme un ordenador. No tengo ni idea de informática ni me gusta. Puedes engañarme si quieres, aunque preferiría que no". Una hora y media más tarde, salió de allí con un portátil, una impresora, y un seguro de dos años contra todo tipo de incidentes "es muy normal, por ejemplo, estar trabajando con una coca-cola o un café, y que se te caiga sobre el teclado. En ese caso, el seguro te cubriría la reparación" -le dijeron-, y él pudo imaginarse perfectamente esa escena, por lo que no dudó en hacérselo. Salió del establecimiento sin la sensación de haber sido engañado.

Llegó a casa y dejó el ordenador y la impresora, empaquetados, en el suelo del salón. Los días pasaron y él no movió un dedo por abrirlos. Finalmente, un día llegó su hermana, impaciente por naturaleza, y fue ella la que abrió el ordenador y lo encendió. Él miraba con indiferencia y una mueca de hastío, pues sabía, que tarde o temprano, debería enfrentarse a esa especie de enemigo invencible.

Un día llamó a un amigo que sabía informática. El amigo miró el ordenador y concluyó: esto es un pepino. El ordenador, por lo visto, tenía muchos gigas de ram (?), pero eso era algo que a él le traía sin cuidado.

Poco a poco tuvo que ir tomando cartas en el asunto. Al principio jugaba al solitario. Se compró un video juego de ciclismo que nunca supo manejar y le aburría "maldita máquina" -se decía-. Por primera vez durante la carrera, hizo su parte del trabajo a ordenador y lo grabó en aquellos cuadrados negros llamado disketes; Realmente aprendió lo mismo que las otras veces, lo que desmontó su excusa del pasado. Cuando no tenía tiempo, "contrataba" a una amiga de su hermana para que le pasara los trabajos por diez euros y un par de cañas. Con el tiempo contrató internet, y su madre le decía que estaba enganchadoa esa cosa diabólica, pero él se sentía impotente por no poder explicarle a su madre que lo único que trataba era de entender cómo funcionaba la red, y que navegar una hora al día no era estar enganchado y que además le era útil para busca información. De paso, trataba de explicarle a su madre que en el futuro, todo se haría a través del ordenador, por lo que ella también debería ponerse manos a la obra. "tienes que trastear" -le decía todo el mundo-, y trasteando consiguió abrirse una cuenta de correo. Como no le daba su dirección a nadie, nunca tenía correos, por lo que cuando encontró un apartado en el que le preguntaban si quería recibir información sobre diversos temas, clicó sobre deportes, cine, viajes, y ocio y cultura. Al día siguiente tenía varios mails con publicidad que leyó con atención aunque sabía que no iban a interesarle, pero...¿qué podía hacer?...eran los primeros mails que recibía.

Poco a poco siguió aprendiendo lo que era hacer un "corta-pega", a utilizar diferentes tipos de letras. lo que era un archivo, a crear carpetas, a grabarse música, etc. Otro amigo informático le instaló un día un programa para hacer aquello que tantas veces había oido que hacían los demás: bajarse música. Esto le entusiamó, pero cuando abrió el programa y comenzó a pensar que se bajaría, estuvo un buen rato sin saber qué descargarse. Finalmente se bajó bohemian rapsody de queen, aunque era una canción que tenía en vinilo, casete y cd. luego se descargó one de U2, aunque era una canción que tenía en casete y cd. Finalmente se descargó la discografía de queen entera aunque la tenía en casete. Cerró el ordenado y pensó que aquello de descargarse música era un rollo. Un día se acordó de que en el pasado se reía mucho con un programa de japoneses que se daban hostias como panes. Humor amarillo. Se descargó varios capítulos que tardaban bastante en bajarse, y cual fue su decepción cuando vió que detrás del nombre de humor amarillo, siempre estaba Nacho Vidal con su pene erecto y una rubia delgada chillando como una perra. Volvió a cerrar el ordenador.

Un día descubrió que el ordenador admitía cedes y preguntó a sus amigos si eso servía para ver películas. Como la conestación fue afirmativa se dirigió al video club y alquiló un apelícula de autor. Había pensado que sería maravilloso y genial meterse en la cama, con una infusión al lado, un cenicero, y su ordenador encima del edredón. Qué idílica e íntima sensación: había que ver una película de autor. Ya se veía al día siguiente fanfarroneando por la facultad "sí, bueno, estoy un poco cansado porque ayer me alquilé tucumán y las porras de san virgilio, y me quedé hasta las tantas en mi cuarto viéndola en mi portátil", pero la realidad fue que a la media hora de película el ordenador se apagó. Comprobó que la batería estuviera enchufada, y lo estaba. Probó a encenderlo de nuevo y reaccionaba, pero a los pocos segundos se volvía a apagar. No sabía qué hacer. Cogió el portátil y notó que la temperatura de este era excesivamente alta. "hostias!!! lo he quemado!!!". Una ola de angustia recorrió su cuerpo y le hizo cosquillas en el escroto. Se tranquilizó pensando que el seguro lo cubriría y que al día siguiente, comentaría que el ordenador se le había roto en mitad de una película extraordinaria y exquisita, íntimista sin llegar a ser lenta, con un gran retrato psicológico de los personajes, aunque en el fondo a él le estaba pareciendo una mierda más grande que la leche, por lo que casi se podría decir que hasta le hizo cierta gracia que el ordenador se apagará en aquel instante.

Al día siguiente encendió el ordenador con la desesperanza habitual del que sabiendo que, aunque pruebe encender mil veces un aparato que está roto, jamás volverá a funcionar. En ese caso no fue así y el ordenador funcionó. Alguien le explicó que los ordenadores llevan ventiladores para no calentarse en exceso, y que si los tapas, máxime con un edredón de plumas, el ordenador se apaga por sí solo para protegerse de no morir quemado. Coño con los bichos, qué inteligencia, aunque nosostros sudamos como método de refrigeración y eso es más inteligente, no?

Con el paso de los años, el ordenador empezó a apagarse solo. El seguro ya había caducado y no se podía hacer cargo de la reparación. Él no sabía que hacer, y aprovechando que en el edificio en que vivía habían entrado dos nuevos vecinos informáticos muy jóvenes y enrollados, se lo subió para que le echaran un vistazo. Tres días después se lo devolvieron sin arreglar y solo dijeron: creemos que tienes un troyano. Si ya sabía yo que estos bichos...los carga el diablo.

Un día, al llegar a casa, su padre, que se había hecho adicto a jugar a las damas por internet a altas horas de la madrugada, le dijo que el ordenador ya no se apagaba. Cuando le preguntó a su padre qué es lo que había hecho, le contestó con un gesto de simplicidad que lo había aspirado. Él se quedó contrariado, pero lo cierto es que el ordenador ya no se apagaba, ni hacía tanto ruido, ni se calentaba hasta quemarte las piernas.

Cada X tiempo el ordenador volvía a apagarse al poco de encenderse. Solo había que aspirarlo y volvía a funcionar. A mí esto de ser ingeniero informático y que después de tres días solo sepas decir que hay un troyano en el ordenador y que una posible solución es cambiarte el sistema operativo de windows por linux, y que luego venga un tipo que a los doce años empezó a trabajar de carnicero y te diga que lo ha arreglado aspirándolo, me da qué pensar. Por ejemplo, me hace caer en la reflexión de que una adicción te hace potenciar tus recursos mucho más que una licenciatura.

Hace poco el ordenador empezó a apagarse de nuevo a los cinco minutos de haberlo encendido. Ya no bastaba con aspirarlo. Hubo que llamar a otro amigo ingeniero telemático. Cuando le fue contado el historial del ordenador, rió con ganas y espetó "tu padre es un puto carck". Encendió el ordenador y la novia del afectado dijo "claro, mira, es que cuando enciendes el ordenador sale esta pantalla azul que pone ASPIRE ACER, y tu padre habrá dicho, pues lo aspiro"; el chico, la novia, y el ingeniero rieron con ganas.

El telemático acompañó al chico a comprarse un disco duro externo para salvar toda la información posible por si acaso. pero como el ordenador ya no permaneciera encendido más de diez minutos, decidió llevárselo al trabajo para desmontarlo y limpiarlo por dentro.

El lunes pasado el ingeniero le devolvió al chico la máquina diabólica. "El parte es el siguiente: ventiladores obstruidos, micrófono jodido por la mierda, y la pasta termoselladora desgastada. Te he salvado absolutamente todo lo que tenías en el disco duro" -dijo- "y ahora me voy que mañana me voy a Tenerife y tengo que hacerme la maleta, que salía a las 15:00 de trabajar y me he quedado con tu bicho hasta las 21:00" -continuó-. El chico se lo agradeció encarecidamente y le preguntó, por curiosidad, cuánto le habría costado arreglar eso en una tienda normal. El ingeniero no quiso precisar, pero dijo que bastante.

Al llegar a casa el ordenador estaba vacío. ahora le tocaría aprender a manejar el disco duro externo y le daba pereza. Enchufó el puerto usb que le daba conexión wifi, pero no tenía interntet. Intentó conectarlo, pero sus recursos eran muy limitados. Quería postear sobre un reciente viaje a galicia, y tenía la costumbre de postear desde su ordenador (el chico, a fuerza de coraje y tesón, había aprendido a lo largo de los años lo suficiente como para tener un blog). Su novia, mucho más paciente y ducha con el tema informático, se ofreció a ayudarle con la conexión a internet, pero él sufría cuando veía alguien trastear en su ordenador sin saber bien qué estaba haciendo. Su novia no consiguió conectarse a internet, por lo que el chico se levantó un 6 de agosto del 2009 a las 07:00 de la mañana, para postear esto desde el ordenador de su novia, un mac al que, mucho me temo, le quedan también dos telediarios.

Ely, María, Pink, no me olvido de vosotras.