martes, 21 de julio de 2009

Manolo

A estas alturas de la película, creo que todos sabemos que lamari es mi pareja. Hace poco ha posteado dos veces sobre "cuerpos". En el último post, hay un comentario de Pinkocha respondiendo a uno de mis comentarios. Cuando he comenzado a contestarla, me he dado cuenta de que mi respuesta iba para largo, y esa es la razón por la que, sin que sirva de precedente, me he decidido a postear de nuevo aunque posteé ayer. Es decir, que este post, sirva de respuesta a Pinkocha.

Por poneros en antecedentes, diré que lamari decía que mi cuerpo era de los 300 espartanos y yo, aunque contento por el símil, he decidido desmitificarlo y he confesado mi calvicie franciscana y mi incipiente barriguilla. Ante tal confesión, Pinkocha ha dicho que ellas (las gallegas), me hacían como el del anuncio de D&G. La comparación me viene bien, la acepto, pero la realidad es que si todo va según lo previsto, este viernes nos vamos a conocer personalmente y me veo en la obligación moral de revelarme tal cual soy, no vaya a ser que al conocernos, las tres galleguiñas rompan a llorar y/o se caigan en redondo al suelo del soponcio. En cualquier caso, si esto ocurriera, lamari me besaría y me diría: "no te preocupes cariño, eres el novio más guapo del mundo". Y es que, no en vano, en el trabajo de lamari mi alias es ese "el novio más guapo del mundo". De hecho, si lamari y yo vemos el anuncio de D&G y yo digo "coño, que tío más guapo", lamari, instantáneamente, diría "buah, tú eres mucho más guapo". Y es que lamari me adora y me narcisiza. Como debe ser.

Mi padre siempre dice que sólo Alain Delon ha sido más guapo que él, y como de tal palo tal astilla, yo reproduzco ese patrón de conducta aunque algo más ajustado a la realidad.

Fuí un adolescente guapete y con buen cuerpo (entrenaba 3-4 horas diarias 6 días a la semana, por lo que mi cuerpo, realmente, estaba bien moldeado), pero dejé el deporte y, aunque vivo de las rentas, lo cierto es que el tiempo no perdona y la tableta de chocolate desaparece, como desaparece el resto del tono muscular. Una de mis señas de identidad era mi pelo: fuerte, rizado, afro. Yo siempre, desde los 14 años, lo he llevado rapado al cero. Cuando estaba en la facultad empecé un día a dejármelo largo, no porque me gustara, sino por el hecho de llevarlo largo sin más. Nunca lo había llevado largo porque me parecía incómodo, llevarlo rapado me gustaba, y sobre todo porque no quería pasar esa etapa en la que eras lo más parecido a los Jackson five. Pero bueno, psicología es una carrera de pintamonas y tontos del ojete en lo que a pintas se refiere, y yo fui un estudiante modelo en este sentido en la carrera, por lo que hice de mi afro una garantía de éxito. Luego mi pelo empezó a dejarse vencer por la fuerza de la gravedad y pude hacerme COLETA!!! Lo pongo así porque realmente era algo que siempre me había apetecido llevar y nunca lo había conseguido. Mi coleta no era una coleta baja de informático freak o de chulangas a lo steven seagal, sino que era un coleta alta hecha a la altura de la coronilla, con lo que era algo parecido a una palmera con sus majestuosas ramas abiertas. Ahora se ven muchos chicos con este tipo de coleta, pero por aquel entonces no era muy normal. No voy a decir que fuera yo el precursor de esta moda, pero la realidad es la realidad y en aquel tiempo yo no veía chicos con ese look. Todo el mundo me decía que parecía el actor secundario Bob ( de los simpson). La primera vez que mis amigos de toda la vida -que siempre me tuvieron por el más fashion con diferencia- me vieron con esta coleta, estaban hasta las cejas de marihuana (y eso que quedé con ellos a las seis de la tarde, pero es lo que tiene el barrio, que en verano te plantas unas chanclas, unas bermudas y una camiseta, y te vas al parque a hincarte unos cuantos "macas"), y uno de ellos me miró con los ojos como platos "rojos" y, con la boca relajada, relajada, relajada, dijo "hostias, pero si pareces un sarumai", y claro, víctimas de los estupefacientes, todos se despelotaron y con sarumai me quedé una temporada. De hecho, mi primera dirección de correo electrónico fue sarumai@mixmail.com. Huelga decir que el tipo quería decir que parecía un samurai.

Tal era la presencia de mi pelo, que toooooooooooooooooooodo el mundo siempre decía TÚ NO TE VAS A QUEDAR CALVO EN LA VIDA!!! Ahora toooooooooooooooooooooooodo el mundo, desde hace unos tres años, dice: PERO BUENO, QUÉ ES ESE CARTÓN QUE ASOMA POR AHÍ? y claro, como casi todo en la vida es un problema de expectativas, la gente me lo recalca, porque les debe hacer mucha gracia ver al que fue león, degradado a leopardín.

Mi padre dice que mi calvicie no pasa de donde está, pero la verdad es que cada vez me asemejo más a Torquemada. Hay otra gente a mi alrededor que insiste en que me tome o me eche algo para, como mínimo, parar o desacelerar lo inevitable, pero como ya he dicho otras veces, cada vez soy más biologicista, y si la naturaleza ha creido oportuno privarme del pelo en la cabeza y dotarme del mismo en tooooooooooooooooooooooooooodo el resto de mi cuerpo, por algo será, aunque mi biologicismo tiene un límite y, si tuviera dinero, ya habría algún centro de estética que se frotaría las manos por hacerme la depilación laser en la espalda. Mientras que ese dinero llega (si llega, porque al ritmo que voy no sé yo), me conformo con repetir aquello de "hombre peludo, en la cama cojonudo" (que duermo muy bien, vaya. Con mucho estilo y grácil figura). Y valga también mi otro mecanismo de defensa, a saber: eso es un remolino muy, muy, muy grande.

Total, que mi sueño era lucir una cabellera gris tipo George Clooney, y ahora no hago más que fijarme en los "calvos sexys", para ver cómo puedo sacarme partido.

Como decía antes, siempre, a excepción de mi etapa sarumai, he ido con la cabeza rapada. Me las prometía yo muy feliz con mi mata de pelo. Desde que mi pelo sucumbe al paso del tiempo, a veces me rapo, a veces me hago un corte de pelo más moderado. Si me decanto por la primera opción, suelo hacerlo en casa, pues así ahorro a pesar del engorro que supone barrer y fregar el lavabo. Si me decanto por la segunda opción suelo ir a Manolo.

Manolo es el peluquero de mi calle. Tiene una peluquería de las de toda la vida, sólo de hombres, con su tradicional cilindro tricolor imitando a la bandera francesa, llamada Manolo. Siempre que pasas por delante de la peluquería Manolo, verás a Manolo cortando el pelo. Manolo nunca está con los brazos caídos. Si entras a cortarte el pelo, Manolo estará trabajando, con uno o dos clientes esperando, y además te dirá "están estos dos caballeros y otros dos después que se han ido a dar una vuelta". Ahí es donde empiezas a contar con los dedos y a multiplicar por diez euros que es lo que vale el corte de pelo, y te dices "Joder con el manolo". De vez en cuando, si no quiero raparme y/o no me apetece recoger todos los pelos del cuarto de baño, me bajo a Manolo, me corto el pelo y me arreglo la barba. Que te arregle la barba un barbero debe ser el equivalente masculino a un tratamiento de belleza en las mujeres. Te reclina el asiento, te pone unos algodones en los ojos, y empieza a recortarte la barba. Luego saca una de esas navajas antiguas que me encantan y empieza a perfilarte la barba con precisión milimétrica. Al final te pregunta si quieres after shave del fuerte o del flojo "del flojo, por favor" -respondo-, y siempre hay algún parroquiano mayor que se ríe y te dice "pero no seas mariquita, chaval" y yo, a pesar de que me ha llamado mariquita, me veo reconfortado porque a pesar de mi calvicie apostilló lo de chaval.

El primer día que fuí a Manolo hice gala de todas mis habilidades sociales y empecé a compadrear con él. En un momento dado le dije "esta calva, tiene mala solución, no?" y Manolo que es calvo, dijo "buah, eso no es nada hombre". Salí de Manolo con el pelo cortadito pero no rapado y la barba perfectamente alineada, amén de 18€ menos en el bolsillo (10 por el pelo y 8 por la barba).
Lamari me vio y lo primero que me dijo es que parecía José Manuel Parada (?). Que te diga esto tu novia no es muy agradable, aunque lo peor estaba por llegar. Esa misma noche, lamari y yo estábamos acurrucaditos en el sofá de casa. Yo me amodorraba en sus pechos y ella me acariciaba el pelo con instinto maternal.

- ¿qué es esto? -dijo lamari-
- ¿El qué? -contesté-
- Pues esto.

Acto seguido lamari soltó una estrepitosa risotada mientras sujetaba en su mano un mechón-ensaimada de pelo que el bueno de Manolo, más por deformación profesional que por deseo explícito del cliente, había tenido a bien dejarme en las postrimerías de la coronilla para que me lo pudiera enroscar en la misma y tapar lo que vulgarmente se conoce como el cartón. Me cagüen Manolo y todo lo que se menea!!! Lamari tuvo que coger unas tijeras y acabar lo que Manolo no acabó. Esto fue gratis, claro.

Me he visto en la obligación de escribir este post porque Pinkocha mide lo que mide, y sacándome 7 cm. tengo la seguridad de que percibiría mi tonsura. Ely y María quizás no se darían cuenta, aunque verían con mayor facilidad que actualmente no se sabe patronar y que los botones de las camisas talla s hacen un extraño efecto y se abren como si quisieran romperse. PORQUE YO NO ESTOY GORDO, ES QUE AHORA NO HAY PATRONISTAS COMO LAS DE ANTES!!!.

En cualquier caso, si lamari dice que tengo cuerpo 300, no voy a ser yo quien le lleve la contraria, pero nada de cuerpo D&G. Calvito y con panza. Natural como la vida misma.

lunes, 20 de julio de 2009

Publicidad

Cuando era adolescente, estaba completamente fascinado por los anuncios.

Supongo que sería por aquella época cuando la publicidad empezó a cambiar y los anuncios se convirtieron en minicortometrajes historiados que me hacían vibrar. Por aquel entonces veía el televisor con la esperanza de que los anuncios llegaran pronto, pero mi padre comenzaba a hacer zapping y yo le gritaba que no lo hiciera, que lo dejara dónde estaba porque me gustaba ver anuncios "tú eres gilipollas chaval. Cuando seas padre comerás huevos", decía. Yo le odiaba por momentos y me prometía a mí mismo que el día que tuviera hijos jamás les diría tal frase, por otro lado incompresible, pues por aquella época yo ya podía comerme dos huevos.

Cuando estaba a solas hacía "zapping inverso", es decir, cambiaba compulsivamente de canal hasta encontrar anuncios, a menos que me topara con la "mama chicho" o con "ay, qué calor", en cuyo caso, presa de la excitación hormonal, dejaba para deleite de mi calenturienta mente adolescente.

Por aquel entonces quería ser creativo de publicidad. Después vendría lo de ser arqueólogo, historiador, filósofo y, finalmente, psicólogo. Pero en aquel momento lo de la publicidad me tenía enganchado. A ello ayudó, supongo yo, ver aquel fantástico anuncio de levi´s hecho con muñecos de plastilina y aquella canción de shaggy.

Lo cierto es que levi´s siempre ha tenido una tradición publicitaria que me ha encantado, como por ejemplo la época de eric flat, el muñeco amarillo que bailaba a ritmo de chunda chunda. Si buscais en youtube a este simpático personaje, veréis que levi´s realizó bastantes anuncios con él, aunque en España no se emitieron ni la mitad. Tal era mi fascinación por este personaje, que tuve uno hasta que Inú decidió que, o bien era muy simpático, o bien estaba muy bueno. El caso es que un día Eric estaba destripado y sin ojos e Inú me miraba orgullosos como diciendo "mira que curra le he dado". El caso es que Inú estuvo mucho tiempo con Eric hasta que mi madre, harta de barrer restos, tiró el escaso tejido amarillo que quedaba de él.

En aquella fiebre publicitaria, investigaba y veía festivales de publicidad a altas horas de la mañana. Allí veía anuncios de todas las partes del mundo y descubría que argentinos, brasileños y españoles eran los mejores.

Cuando se me pasó la fiebre, me dediqué a otros menesteres. Actualmente hago zapping, pero si no lo hago tampoco me importa, aunque creo que el nivel de la publicidad ha bajado bastante.

Actualmente me gustan los de coches. BMW siempre ha sido un crack en esto de la publicidad, especialmete con aquello de ¿te gusta conducir?. Adoraba el de la mano por fuera de la ventanilla meciéndose al viento. Pero lejos de estos anuncios de automóviles, reconozco que los de bebidas espirituosas están calando hondo. Me encanta el de heineken, el de las chicas que gritan histéricas ante el vestidor de su amiga hasta que oyen berrear a sus novios ante la nevera de su amigo. y como no, los de mixta. El de piedra papel o tijera me parece de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Y es que después de una época en la que los anuncios eran verdaderas obras de cinematografía, una vuelta a lo básico, e incluso a lo casposo, me hace gracia. Así, también soy capaz de disfrutar viendo los de fanta, que mucha gente los odia pero yo me descojono.

Últimamente me ha hecho mucha gracia el de fabada litoral, pero no puedo dejar de lado los cutres como los de "he venido desde el futuro..." (es imposible encontrarlo en youtube, pero vamos, es ese en el que aparece una tiparraca con el pelo azul y dice que ha venido desde el futuro para limpiar manchas. Yo, cuando veo estos anuncios, siempre me imagino al creativo explicando su idea y me mondo, porque debe ser un momento super absurdo. Sé que los anuncios de detergente tienen que ser cutres porque el target al que van destinado así lo exige, pero... ¿de verdad tienen que serlo? En Japón no parece que piensen igual.

Por lo general, prefiero esos anuncios que te dejan embelesado y que aunque los veas 200.000.000. de veces, no sabes que te anuncian. Aquí os dejo una selección que he encontrado de anuncios divertidos. Espero que los disfrutéis.


A decir verdad, no entiendo por qué he posteado sobre publicidad.

lunes, 13 de julio de 2009

7 de julio, San Fermín.

"A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón,
nos guíe en el encierro, dándonos su bendición".

No recuerdo desde cuando tengo la costumbre de levantarme antes de las 8:00 de la mañana para ver los encierros de San Fermín. Cuando vivía con mis padres, lo hacía en compañía de mi padre, pero ahora los veo solo.

No soy ni antitaurino, ni protaurino. Sencillamente, las corridas de toros no me gustan, nunca las veo, me dan igual. Si tuviera que decantarme por alguna opción, probablemente estaría a favor de las corridas porque creo que es algo que nos define como nación (aún a riesgo de que esto nos pueda dejar en el extranjero como un pueblo bárbaro), aunque a decir verdad solo me gusta el primer tercio, el del capote, porque creo que es el único en el que se juega limpiamente ya que el toro no está picado ni banderilleado y puede embestir con toda su fuerza. Sería el único tercio en el que se jugaría en "igualdad de condiciones".

Por mi profesión estoy acostumbrado a ver sufrir a la gente, y más o menos tengo callo hecho en este sentido, pero no puedo ver sufrir ni a los niños ni a los animales porque se me encoge el alma. Quizás sea este el motivo por el que no me gustan las corridas de toros, porque me duele ver sufrir a esos hermosos animales, aunque, paradójicamente, repito que no estoy en contra de la fiesta nacional.

Cada vez soy más biologicista, es decir, digamos que cada vez estoy más convencido de que somos animales. Racionales, pero animales. Y como tal nos comportamos. Y como somos los más listos, pues hacemos muchas cosas buenas y muchas otras animaladas: hacemos guerras, torturamos, violamos, matamos, pegamos, pensamos cosas extrañas, tenemos fantasías lúgubres, en soledad hacemos cosas raras, robamos a nuestros amigos y familiares, nos matamos por metros cuadrados, matamos a nuestro objeto de deseo (mujer) si se va con otro, etc. En conclusión: por muy racionales que nos creamos, al final tenemos un instinto asesino o de muerte con el agravante de que tiene un componente racional que en muchas ocasiones dejamos de lado. Luego, no ha de extrañarnos que si entre nosotros mismos nos hacemos estas burradas, qué no haremos con otras especies animales que son todas inferiores a la nuestra en lo que a raciocinio se refiere.

Los antitaurinos muchas veces se muestran exaltados, y de buena gana, en alguna ocasión he oído decir, que matarían a los toreros (?). Hablo, obviamente, de antitaurinos descerebrados, pues tanto de un lado como del otro, he tenido la suerte de oír comentarios muy inteligentes de por qué sí y por qué no.

La gente del toro dice amar al animal. Yo lo creo. Creo que, mejor que nadie pueden apreciar la belleza que esta especie ofrece. Que luego los lidien, eso es algo que yo no puedo explicar, pero creo que realmente aman a los toros. Y los toreros más que nadie, pues seguro que en el tiempo que dura esa baile de la muerte que es la lidia, establecen un trance y una comunión con el animal. Un diálogo difícil de entender por alguien que nunca bailará esa macabra danza.

Los antitaurinos dicen que el animal es humillado y ahí yo no puedo estar de acuerdo. En primero de carrera teníamos una asignatura llamada psicología del aprendizaje animal. Esta asignatura trata de explicar la conducta humana a través de una explicación conductual según se avanza en la escala filogenética. Así, se hacen experimentos con palomas, ratas, gatos, perros, primates, y luego se aplican leyes de conducta a los humanos. La conclusión es que no distamos mucho del resto de animales y nuestra conducta puede ser moldeada por cuatro leyes, a saber: refuerzo positivo, refuerzo negativo, castigo positivo y castigo negativo. En definitiva, no estamos tan lejos como nos gusta creer del resto de animales y somos fácilmente adiestrables. Por qué si no hay gente que es presa de una secta? por qué si no un tipo bajito, austriaco, moreno, y de ascendencia judía convenció a todo un país que no era el suyo -Alemania- de que eran una raza superior y había otra totalmente inferior -de donde él provenía- a la que había que exterminar? Por qué si no una mujer maltratada aguanta una y otra vez las embestidas de su pareja? Por qué esas mujeres que dicen "yo? yo no aguantaría ni una". Y al final aguantan una, dos, tres? Por qué hay hombres que aguantan el maltrato psicológico de sus mujeres una y otra vez? y también el físico mucho más sutil? Porque somos más parecidos a los animales de lo que nos gustaría. Porque es "fácil" malear nuestra conducta. Porque no somos tan superiores ni tan civilizados, aunque tenemos lenguaje y por ende tenemos conciencia, pero el resto de animales???

Como decía antes, en primero de carrera tuve esa asignatura en la que tenemos que estudiar mil y un experimentos en ocasiones crueles y despiadados para poder llegar a entendernos. En psicología, los estudiantes somos muy guays, muy cools, muy hippies, muy concienciados, y muy jovenzuelos e impetuosos, por lo que en una de las clases una compañera soltó una arenga en pro de los derechos de los animales, y el profesor, que era un catedrático un poco entrado en años, sarcástico y con un humor bastante negro dijo:

"Si tanto quiere a los animales, entiendo que se pondría en su lugar y se dejaría abrir el cráneo para colocarle unos electrodos en el cerebro y permitir que la ciencia avance, no? sin duda iríamos más rápido" Ella contestó que no, pero que no le importaba que la ciencia no avanzara si para ello los animales tenían que sufrir. Él se quedó en silencio mirando por la ventana, se mesó los cabellos largos y blancos (como buen psicólogo lucía pelo largo y barba) en un gesto que hacía mucho y entre dientes dijo "el día que me jubile voy a hacer un show de órdago y a brindar con champán por no tener que oír tanta gilipollez" luego miró a la platea y dijo: "Si alguno de ustedes es capaz de demostrarme que un animal, a excepción de los primates, tiene conciencia y/o inteligencia, yo me retiro de la cátedra y se la cedo con gusto". Para él, toda conducta animal solo era explicable en términos de condicionamiento pavloviano. Tan seguro lo dijo que aunque yo haya vivido varios años con Inú, el perro de mis padres, y yo tuviera la certeza de que sí que tenía sentimientos, a veces lo miraba y pensaba "tendrá este perro conciencia de vida y muerte? estará contento? triste? o será todo condicionamiento?".

Con el tiempo he llegado a pensar que sí que sufren o tienen sentimientos de alegría, tristeza, angustia, pero a un nivel muy primitivo. Nosotros sufrimos o nos divertimos porque tenemos lenguaje, éste nos hace tener un pensamiento, y esto nos hace llegar al sentimiento. Desde aquí, desde esta perspectiva, lo más que puedo llegar a pensar es que los animales pueden tener unas emociones muy básicas y toscas, pero nunca conciencia. ¿qué hace un perro, vivir o sobrevivir? esta pregunta se la hago algunas veces a mis pacientes, y el 95% suelen responder "depende: si es un perro vagabundo sobrevive, pero si es un perro de una familia acomodada vive felizmente" y entonces yo les digo "lo que quieres decir es que el perro vagabundo va por ahí como diciendo "ay, me cago en mi puta vida. Fíjate que desgraciado soy que tengo que rebuscar entre la basura para alimentarme", y por contra, el perro de una familia acomodada debe tener un pensamiento del tipo "joder, qué suerte tengo. Todo el día calentito, comiendo a mesa puesta, con mi collar que tiene un colgante en forma de hueso color oro con mi nombre, etc." Entonces ellos vacilan y dicen "pues ahora no sé" y yo les acabo diciendo que el perro simplemente vive el momento y que no tiene conciencia de vida o de muerte; que es más, puede que se encuentre un perro vagabundo y el perro de Julio Iglesias que puede llevar un collar de diamantes y una gabardina de chanel y que pueden jugar o incluso procrear, porque ni siquiera tienen conciencia de clase. Entonces, si el toro está por debajo del perro en la escala filogenética, difícilmente podrá estar pensando que es humillado o torturado. Supongo yo que él lo interpretará toscamente como una lucha, y como un bravo guerrero se comporta y hace lo que tiene que hacer por instinto sin pararse a pensar "espera, este tío tiene un trapo con el que me está vacilando. Se va a cagar. Ahora paso del trapo rojo este y le meto los cuernos por el culo". Es más, es que dudo de que incluso sepa que tiene cuernos y puede matar.

El caso es que los san fermines me gustan porque es el hombre contra el animal. Puro. Tú corres y yo corro. Yo soy el ser superior y me pongo delante tuyo a sabiendas de lo que tú puedes hacerme. Simplemente. Puro. Correr. Esquivar. Puro. No creo que el toro, que no tiene lenguaje, y que por lo tanto difícilmente puede tener pensamiento, vaya corriendo por Estafeta o Mercaderes diciendo: "Lo que hay que aguantar. Estos mamones me levantan pronto y me ponen aquí a correr detrás de ellos que van vestidos de blanco y con un pañuelo rojo al cuello (?). Hoy estoy de buen humor así que correré hasta los chiqueros de la plaza y me tumbo a echarme un sueñecito y paso de esta humillación pública." O la versión toro cabreado que diga "me habéis hecho madrugar? y además me hacéis corre aquí como un gili? pues os vais a cagar. Ahora me corto de la manada y a meter cornadas a diestro y siniestro para que se os quiten las ganas de humillarme". Me gusta san Fermín porque el toro corre y el humano corre. No sé muy bien por qué, pero siempre tomo partido por el toro y me gusta cuando atropella o le da un sustillo a alguien. No me gustan las cornadas feas o que maten a alguien como ocurrió el otro día. Sin embargo, me impresiona la fuerza de estas bestias, que te cogen con un pitón y con un leve movimiento de cabeza son capaces de levantar tres metros a un humano de setenta y pico Kilos. Me impresiona que Capuchino, el toro que el otro día mató a ese chaval de Alcalá de Henares, siguiera corriendo sin tener conciencia de lo que acababa de hacer. Y más me impresionó, por lo incompresible, que cuando este mismo toro fue lidiado esa tarde, la gente lo abucheara (?). ¿Realmente esto es una acto inteligente? ¿Qué espera la gente? ¿que el toro diga "ay mi madre, me están abucheando por lo que he hecho esta mañana. Claro, si es que me he portado muy mal"? ¿Esto es ser una especie superior?¿abuchear a un toro? No sé, a veces somos igual o más gilis que otras especies que están por debajo en la escala filogenética.

Me gustan los encierros de San Fermín. Me gusta el toro como animal. Me gusta ver al hombre contra la bestia en estado puro. No me gusta ver sufrir a los animales. Entiendo y acepto la ley de la naturaleza que nos hace más listos, pero que en ocasiones nos hace más bobos y tenemos que aceptar que hay criaturas que aunque menos inteligentes, pueden destrozarnos con tan solo rozarnos: toros, tiburones, serpientes, tigres, osos, ...


Quizás este post levante controversias, pero no es mi intención. Simplemente es mi opinión, tan válida como la de cualquier otro. No sé explicar por qué, pero no puedo ver sufrir a los animales y sí a los seres humanos. No sé explicar por qué, pero no estoy en contra de las corridas de toros. No sé explicar por qué, pero me gustan los san fermines. No sé explicar por qué a veces somos tan tontos de correr delante de un toro y luego abuchearlo porque ha matado a una persona, y mira que siento esto último.

lunes, 6 de julio de 2009

Demasiado majo...

El año pasado en Coruña, fuimos a comer a un sitio regentado por un tipo apodado por nosotros mismos como el "fuck me". El origen de este alias se remonta a la primera vez que cenamos allí, hará ahora dos años. Estábamos unos 8 españoles y otros tantos ingleses. Nos empezó a atender un venerable galleguito que no dominaba el inglés, pero de repente salió un gallegazo gigante, de unos 40 años, que con gracia y ligereza comenzó a decir "how many beers? one, two, three, four, five..." Yo pensé que sería el típico enrollado que solo sabía contar en inglés, decir, beer, quizás beef -que se parece mucho a cerveza- y poco más. En estas estaba cuando uno de los ingleses le habló a toda pastilla (yo no entendía nada. Sí, yo no se inglés), y él respondió: Fuck me, men. Ojiplático perdido le pregunté a S. -inglés que habla español- qué había ocurrido en esa conversación, y me dijo que el inglés le había dicho que tenía un acento inglés perfecto y que el gallegazo había respondido que "claro, tío". "Pero él no ha dicho fuck me?" -pregunté-, "Pues eso, que me jodan, pues sí, pues claro" -respondió S.-. Desde entonces, cada vez que vamos a ese sitio, que no sé cómo se llama, y que está en mitad de un carreteril gallego, siempre decimos que vamos al fuck me.

Como decía al principio, el año pasado fuimos al fuck me. Nos atendió el fuck me. El Fuck me es demasiado majo. El fuck me es demasiado atento. Fuck me aparece cada 3,24 segundos por la mesa y repite incansable: ¿qué tal? ¿todo bien? ¿os gusta? ¿todo en orden? Por favor, cualquier cosa que necesitéis, cualquier cosa que no esté a vuestro gusto, no dudéis en decírmelo. Luego hace una especie de reverencia como circense y yo, interiormente, digo: ale hop.

El fuck me es un sitio muy, muy, muy, recomendable, con la única objeción de que el fuck me persona esté cada 3,24 segundos repitiéndote la cantinela descrita unas líneas más arriba. El año pasado M. me decía: "Joder, qué pesado. A mí es que estas personas tan amables me hacen desconfiar". Y yo asentí porque me ocurre exactamente lo mismo.

Ayer lamari y yo volvimos de una boda en Cantabria. Cuando hicimos la reserva de la casa rural, todo en la página web resultaba idílico. Escribí un mail muy correcto preguntando por la disponibilidad de fechas y demás. Recibí una contestación muy cercana y amable. Qué tío más majo -pensé-. Nos escribimos varios mails hasta que formalizamos todo, y mi percepción era de que realmente el dueño de la casa era un tipo excepcional.

El viernes, después de casi 500 Km., llegamos al pueblo en el que tenía lugar el enlace. Aparcamos y por allí apareció mi interlocutor cibernético con sonrisa profidén preguntando "¿Rub, verdad?". Pues sí, era yo. El tío nos cogió la maleta, nos pidió los DNI, nos dio horarios de desayunos, nos indicó el lugar de fumadores, y nos enseñó la habitación. "Coño, esto no se parece ni de lejos a lo que aparecía en la página web. ¿Y este olor a humedad? Claro, como la red no tiene olores. Será el clima cántabro". Pensé todo esto en aproximadamente 3,24 segundos. Lo justo por si fuck me aparecía por allí a preguntarme si todo estaba a mi gusto. Y menos mal que no apareció, porque tendría que haberle dicho que no. Fuck me no apareció y yo le dije al tipo de la casa rural que todo estaba perfecto.

20 Minutos más tarde fui a firmar la formalización de la reserva, y esto me llevó como una hora, porque el tipo se me puso a hablar y a contarme que él era profesor y urbanita, pero que lo dejó todo y se montó la casa rural, pero que no todo era tan idílico como se suponía. Me contó sus problemas con el Banesto, con la compañía de electricidad, con el alcalde, con los vecinos y las lindes, con los de la consejería de medio ambiente, con los de las aseguradoras, y de postre empezó a hablar en abstracto sobre el conflicto vasco y yo no entendía qué quería decir. Lamari, mientras tanto, se había cambiado, puesto el bañador, se había dado un baño en la piscina, secado, vestido y se tragó unos 20 minutos de conversación y el intento de convencimiento del tipo profidén para que se montara una casa rural en su pueblo.

Este tío era demasiado majo, con el agravante de que los tíos majos no se llevan mal con todo el mundo y este sí. Con el agravante de que el tío profidén nos contó que todo el mundo que iba a la casa rural poco menos que se iba llorando de la pena que les daba dejar la casa y yo, que soy muy refranero, enseguida pensé en aquello de "dime de qué presumes...".

A la mañana siguiente nos dirigimos a desayunar. En Coruña, en Carral, hay una casa rural que es a la que vamos siempre, llamada Costa da Egoa. Independientemente de que los dueños, Suso y Rocío, sean encantadores, y la casa, sin grandes lujos, sea muy acogedora, el desayuno es el paraíso: un litro de zumo de naranja natural, croissant, sobaos, tarta de Santiago, queso con membrillo, 2 rebanadas de pan de hogaza tostadas con mantequilla y mermelada, y café a discreción. Rocío, además, te perdona que te levantes más tarde y siempre te atiende de mil amores sin resultar pesada. Nunca te pregunta si todo está a tu gusto, simplemente porque eres tú el que le dices que todo es espectacular. Rocío es solícita, amable, encantadora. Siempre está dispuesta y siempre sonriente. Por contra, el tipo profidén de Cantabria, te vende una moto espectacular, y cuando vas al desayuno, te encuentras con una copita de zumo envasado, café con leche para media taza, una rebanadita de pan, un croissancito duro, una palmerita rancia, y un sobao sin envoltorio, pero que tú sabes que es de repostería Martínez. Y a mí, que me pongas en Cantabria un sobao de repostería Martínez, pues me toca los cojones. Total, que los dos días hemos tenido que ir a redesayunar fuera.

Yo soy muy refranero, de hecho, siempre digo que si lo llego a saber, en lugar de estudiarme la carrera, me estudio el refranero, pues ahí están todas las soluciones a los conflictos psicológicos. Fuck me es un pesado, pero al sitio no hay que dejar de ir porque merece muy mucho la pena. Rocío y Suso son adorables, y si bien la casa rural no está en un entorno paradisíaco, el trato y el ambiente, obvian el entorno (y ojo!!! que el entorno tampoco desmerece). Sin embargo, esta casa rural cántabra, habría que quemarla, aunque igual, con tantos enemigos como tiene este tío "tan majo", cualquier día nos enteramos de que así ha sido, con lo que parece más prudente retractarse y decir que igual se arruine.

El caso es que a mí me gustaría que hubiese un refrán que empezase diciendo "Demasiado majo..." y viniera a decir que no te puedes fiar de ellos. Sería algo así como lo antagónico de una frase de dúo kíe, grupo madrileño de rap, que dice "puedes confiar en los hijos de la gran puta porque nunca cambian".

Acepto ideas: Demasiado majo...